Puebla siempre ha sido un estado importante e interesante para la vida política nacional, desde aquellos años cuando la izquierda logró su registro electoral, sus batallas sociales y luchas campesinas fueron referentes políticos, por los actos represivos y persecución por parte de los gobiernos del PRI.
Su presencia y memorial histórico fueron parte de las banderas y demandas por la democracia y elecciones limpias. Lo mismo que por la exigencia de justicia y atención por los que menos tenían y tienen.
Derrotar al partido de Estado (PRI) fue una de sus principales causas ideológicas y en segundo plano también lo fue enfrentar a la derecha del PAN. Para la izquierda electoral, estos dos partidos durante años representaron sus principales adversarios.
Por largos años y en cada elección local su crecimiento fue muy lento y marginal, siempre alcanzaron el tercer lugar en los procesos electorales.
Llegó 1988, se conjuntó el Frente Democrático Nacional (FDN), creció electoralmente y desplazó al PAN en Puebla, también se convirtió en un enorme corredor del Cardenismo, sobre todo en la región de la mixteca poblana.
Empezó a gobernar municipios y obtuvo tres diputaciones plurinominales, la sierra norte y la mixteca poblana fueron sus principales bastiones de trabajo político y electoral.
Más adelante volvió a ser desplazada por el PRI y Acción Nacional, Puebla nuevamente sería una plaza simbólica para los aspirantes presidenciales de aquellas elecciones.
La militancia y membresía en los tres principales partidos siempre tuvo su peso en los padrones de las tres principales fuerzas nacionales.
Hasta el 2006 vuelve a resurgir su presencia en el movimiento que encabezó Andrés Manuel López Obrador, en unas elecciones muy competidas y cerradas, que profundizaron la confrontación política con Felipe Calderón Hinojosa.
Más adelante, en el 2012, con nuevos grupos sociales de lo que quedaba de la izquierda electoral se va configurando el movimiento social del Obradorismo, y Puebla vuelve a ser un importante centro de movilidad política.
Para el 2018 y el 2019, con Morena, obtendría triunfos y se convertiría, por primera vez en el historial electoral local, en la primera fuerza política en Puebla.
Sostengo que no es nuevo para el estado que sea un epicentro regional para las diferentes fuerzas nacionales y que, en cada elección federal y local, sus aspirantes presidenciales lleguen una o más veces a hacer actos de proselitismo.
Lo visto este fin de semana en la capital poblana y en algunos municipios poblanos es interesante y vuelve a ser referente para el inicio de las campañas a gobernadores, que las dos aspirantes presidenciales hayan asistido apoyar a sus candidatos.
En estos cinco días de campañas electorales se aprecian inicialmente algunos escenarios, uno principal es la disputa entre Morena con el PAN.
Aunque se puede hablar de coaliciones, pero los demás partidos solo representan eso, ser aliados.
La batalla electoral en el estado por supuesto que tiene otras características políticas y electorales. Será fuerte, cerrada y disputada, no solo en la periferia, también en los demás distritos electorales.
Hay conflictos políticos y partidarios, porque es una disputa por el poder en el estado. Gobierna Morena y ahora la oposición es el PAN y el PRI.
Se siguen y seguirán dando los reacomodos internos y las fracturas regionales siempre existirán, los dos bloques políticos reagrupan a sus fuerzas y la operación política toma fuerza.
Faltan dos meses para las elecciones federales y locales, no queda duda que Puebla seguirá siendo foco de atención nacional, y sus dos candidatas presidenciales volverán a llegar para apoyar a sus aspirantes.
Conclusión: La lucha por el poder en Puebla es interesante más no nueva. Las dos coaliciones partidarias cuentan con sus estructuras partidarias y a medida que se intensifiquen las campañas, observaremos cómo suben las confrontaciones entre Morena y PAN.
Por lo mientras, quién presentó sus ejes de acción de su Plataforma Electoral fue Alejandro Armenta de Sigamos Haciendo Historia, mientras que Eduardo Rivera aún no hace lo propio.