Para este primero y único debate de los aspirantes a la gubernatura en Puebla, que será el domingo 12 de mayo en el CCU-BUAP, tanto Alejandro Armenta Mier, de la Coalición Sigamos Haciendo Historia, como Eduardo Rivera Pérez, de Mejor Rumbo para Puebla, llegarán cada uno con sus propios números de las diferentes encuestas publicadas.
Es más, también con portafolios completos de imágenes, estadísticas y denuncias, propios de los que debaten para cuestionarse el uno con el otro.
Sobre este encuentro de los tres aspirantes, tendrán como precedente algunos hechos relacionados con la inseguridad pública y otros que tienen que ver con presuntos actos delincuenciales, según las últimas notas de los diferentes medios y portales de comunicación.
Uno fue la denuncia del candidato opositor, Eduardo Rivera, sobre los hechos en una casa contigua a la suya, en el fraccionamiento en donde habita su familia. Con versiones y posturas políticas diferentes de ambas coaliciones, en pleno proceso electoral.
Después la detención de la candidata suplente del PRI, Tania Trejo, relacionada con “armas y drogas” decomisadas en un domicilio de la colonia Tres Cruces, misma que se conjunto con el cateo de tres propiedades en la zona de Zavaleta.
Situaciones que vinieron a enrarecer el ambiente político y electoral en el estado, las conferencias de voceros y dirigentes de ambos bloques lo confirman.
Pero regresando al tema, diremos que las encuestas se han convertido en un eficaz mecanismo de propaganda electoral entre los candidatos a los diferentes puestos de elección popular. Estas, tampoco son algo nuevo, su irrupción en los procesos comiciales, tienen sus buenos años y poco a poco se han posicionado e influyen con fuerza.
Entre los propios partidos políticos ahora sirven como herramientas políticas, para resolver conflictos internos entre sus aspirantes a las candidaturas, sin dejar de mencionar que las encuestas han servido para la propia designación de sus candidatos a la Presidencia de República.
Como ejemplo de caso: Morena, ha sido quien más las ha utilizado como método de elección, es más en sus propias convocatorias mencionan estas mediciones como válidas. Solo por mencionar, fueron tres casas encuestadoras quiénes públicamente dieron a conocer los resultados en donde salió designada Claudia Sheinbaum, como su candidata oficial.
Hoy, en plena campaña electoral, nuevamente el juego de las encuestas sale a relucir entre los principales contendientes, buenas, regulares o malas, aparecen como marco de referencia, para generar la percepción de quién o quiénes son los favoritos.
A veces es hasta tragicómico, porque cuando algún candidato no se ve favorecido en las mediciones, las desmiente y manda hacer las suyas, para promediar ventajas hasta de tres a uno. Por supuesto que la guerra de encuestitis, provoca confusión y desalienta la participación ciudadana. Que, en ciertas coyunturas, el no salir a votar, favorece algún partido.
Por el lado técnico, el INE solo normaliza la difusión de encuestas en periodos de campaña y antes de las votaciones prohíbe su publicación. También deben registrarse ante este órgano y reunir otras cosas más.
Actualmente las empresas encuestadoras llegaron para quedarse en el ámbito de la democracia electoral, sus resultados muchas de las veces coinciden con la votación emitida en las urnas y en otras sus números no coinciden.
Conclusión: Las encuestas suelen tener muchas lecturas e interpretaciones políticas por parte de los contendientes y sus equipos. Sin embargo, seguirán usándolas como mera propaganda electoral en cada proceso que se presente.
Los órganos electorales, tampoco pueden censurar su publicación o elaboración.
Por supuesto que hay buenas empresas encuestadoras con experiencias metodológicas y de campo.
Sin embargo, también hay otras que aparecen en estas coyunturas que carecen de profesionalismo y técnicas para dar resultados confiables.
Finalizaría señalando, que el ejercicio Simulacro Universitario, impulsado por jóvenes estudiantes, mostró una tendencia favorable hacía Claudia Sheinbaum, seguida de Jorge Álvarez Máynez y en un tercer lugar Xóchitl Gálvez. Es decir, más allá del jingle pegajoso de campaña del aspirante de MC, su apuesta por los foros universitarios y de ser un tercero en discordia, entre las posturas enconadas de las dos coaliciones, le está funcionando.