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viernes, abril 19, 2024

De Dios y otras necesidades/búsquedas humanas

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El hombre, en su orgullo, creó a Dios a su imagen y semejanza.

Friedrich Nietzsche

Si Dios no existiera, sería necesario inventarlo.

Voltaire

I

La humanidad, me da la impresión, siempre ha tenido una necesidad – ¿ansiedad? – por etiquetar o definirlo todo.

Todo debe tener un por qué y una imagen.

Si no es arte no se acepta lo abstracto e incluso muy pocos simpatizan con la abstracción en el arte.

Hay una extraña obsesión por lo concreto.

La definición de Dios en imagen y palabra es un claro ejemplo de esas obsesiones-necesidades de la humanidad.

Hay tantas religiones y/o sectas religiosas como oxxos.

 

II

Filósofos, psicólogos, poetas, dramaturgos, escritores, compositores, artistas plásticos y diversos pensadores han invertido libros, artículos y diversas obras artísticas en buscar definir qué, quién y cómo es Dios.

Dios tiene muchos nombres según el credo o religión: Yahvé, Alá, Buda, Jehová, Adonai, Adonai Tzevaot, Adonai Tzidkeinu, Ehyé-Asher-Ehyé, El, El Bethel, El Olam, El Roi, El Shalom, El Shofet Kol Haaretz, El Shaddai, El Elyon, Shejiná, Memrá; entre otros.

Para los budistas es Buda.

Para el hinduismo, según sus vertientes, están: Visnú, Krisná, Shiva, Kali; por nombrar algunos.

Para la Masonería es Gran Arquitecto del Universo.

Para los Rotarios es Señor.

 

III

Y la vida nos urge a definirnos, a tomar partido, escoger bando e izar la bandera de cierta ideología.

Se es: Liberal o Conservador; de Derecha o Izquierda; Neoliberal o Comunista/socialista/antimperialista; Laico o Creyente; Religioso o Ateo; Social o Antisocial; Positivista o Negativista; Científico o Anticientífico; etc.

También están los extremos y en muy pocos casos existen los centros (el término medio).

La elección de bando como una autenticación del Ser.

La elección de ideología “definida” como un requisito para ser aceptado en sociedad.

La elección de Dios como sinónimo de INE.

 

 

IV

Hace unos días, en esos chats familiares que todos tenemos en WhatsApp y donde conviven las insufribles imágenes de Piolín con extrañas discusiones tendientes a lo filosófico, discutían sobre la importancia de la positividad o la negatividad como factor en el desarrollo de las enfermedades.

Es un tema complejo y se ha escrito mucho al respecto.

 

V

En esta moda de tomar postura, digo que: la ciencia ha demostrado una gran efectividad para salvar a muchas personas de la muerte; en otras ocasiones la ciencia fue vencida por “un milagro”.

Hay personas que son muy sanas y de la nada enferman, para posteriormente morir. Otras que son poco precavidas, casi insanas, y duran muchos años con vida.

Allí es donde, quizá, entra en juego la positividad (¿alegría?) o negatividad (¿pesimismo?) con que se afronte la vida, misma que se ve reforzada con una creencia en un “ente superior o divino” y de un círculo fuerte de amistades y familiares.

No hay guerra que se gane sin equipo que te sostenga y respalde.

Hace años tome distancia del catolicismo, un mucho por las malas experiencias adquiridas en mi paso por el infame Colegio Benavente de Puebla (La Salle). Podría decir que soy un auténtico “comecuras”.

Empero, de unos años para acá, encontré en la espiritualidad acompañada de una filosofía mística/esotérica/hermética una opción para “hallarme a mí mismo”.

Mi equilibrio entre la razón, la ciencia y la espiritualidad.

 

¿Y usted, hipócrita lector, en qué cree?

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