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sábado, noviembre 23, 2024

Isabel Ulacia, fotógrafa; Ricardo Sanabria, pintor

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“No todo estará perdido mientras el gemido extraño y doliente del parto del artista resuene por el mundo”, escribió Lawrence Durrell en El Cuarteto de Alejandría. Ante el horror de Lagos de Moreno, hablemos de dos artistas. 

 

I. Isabel Ulacia

Nieta de los poetas Manuel Altolaguirre y Concha Méndez, hermana de mi amigo, el poeta fallecido prematuramente Manuel Ulacia, su búsqueda estética a través de la imagen pasa por los autorretratos, los reflejos en el agua, las sombras duras y la abstracción de las formas. 

Va a exponer su obra más reciente en la Casa de la Cultura de Azcapotzalco el próximo 31 de julio, a las 7 de la noche. Invitados están. Sobre esta exposición, escribí: 

Los reflejos que captura con su cámara Isabel Ulacia remiten a la realidad, pero la reconfiguran, la transforman, la convierten en otro universo. La artista de la lente, al ofrecernos la mirada con la que ve al mundo, crea un mundo propio, su mundo. En su caso, un mundo que captura los reflejos del agua, el elemento que contiene nuestras emociones. Así, el reflejo de sus sentimientos muestra lo que se encuentra oculto y sale a la superficie en una lúdica paleta de colores y en las distorsiones que configuran nuevos puntos de fuga, originales y diferentes simetrías. 

Decía Paul Klee que “el arte no reproduce lo visible, hace visible”. Los reflejos de Isabel Ulacia son nuevos paisajes desconocidos. Pero el observador atento comprenderá que, al mismo tiempo, recrean los sentimientos y convierten la tristeza y la esperanza, el dolor y la nostalgia, las heridas y el placer, en la belleza del arte, que puede describir lo terrible y lo gozoso y convertirlo en un universo estético en el que ya no existe más que el misterio de la vida. Lo inefable no se puede expresar en palabras; para llenar ese vacío han surgido las fotografías de Isabel Ulacia, cuya sensibilidad y su mirada nos muestran la belleza escondida de la realidad. 

 

II. Ricardo Sanabria

Es egresado de la Licenciatura en Artes Plásticas, en la especialidad de Gráfica, de la Escuela de Bellas Artes de Toluca. Su obra ha sido expuesta en México, Colombia, Cuba, Brasil, China, Estados Unidos, Australia y Pakistán. 

Sobre él, escribí: Entre la abstracción y la figuración, el artista nos revela lo que se encuentra oculto debajo de la superficie, más allá de lo evidente, más cerca de lo esencial. Un mundo raro, quizá el mundo verdadero que se oculta bajo una superficie que sonríe como si todo fuera felicidad. 

Su paleta incluye azules intensos, ocres, rojos, verdes… Cada uno de esos colores recrea una vibración, una frecuencia, creando escenarios que permiten la aparición de lo invisible, el surgimiento de los rostros que habitan sus pinturas y que dialogan con José Luis Cuevas, con Rafael Coronel pero, sobre todo, con el maestro Edward Munch, el autor de “El grito”. Pero los seres que habitan en los cuadros del maestro Sanabria no gritan, están detenidos en el momento anterior al grito, ese instante mínimo en el que aparece su asombro triste ante la vida. 

La mirada de esos seres nos perturba porque en ese fulgor detenido se dejan ver los miles de años que hay detrás de cada una de sus almas. Así, el instante que detiene con su arte, Ricardo Sanabria recoge también sentimientos y sensaciones acumuladas que provienen de otros lares y otros universos que confluyen en esos rostros que nos miran. ¿O acaso esa tristeza tiene que ver con que nos ven a nosotros? 

Ricardo Sanabria va a exponer su obra más reciente el 23 de noviembre próximo a las 19 horas en el Centro Tolzu, de Toluca, Estado de México. 

Ante el horror, tenemos el estupor y la belleza del arte, que son la cuerda que nos jala para salir de las arenas movedizas de la violencia, la estupidez y la ignorancia. Dicho está. Saludos, amigos de Hipócrita Lector. 

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