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jueves, noviembre 21, 2024

Dos amigos en el invierno antes de la oscuridad

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Ostende es una ciudad belga, situada frente al Mar del Norte. Allí llegaron, en el verano de 1936, dos grandes escritores, dos grandes amigos: Joseph Roth y Stefan Zweig.  

 

I. Joseph Roth 

Nació en Brody, una ciudad que antes de la Segunda Guerra Mundial fue polaca y hoy es ucraniana, situada a 70 kilómetros de Leópolis –donde se encuentran periodistas mexicanos que cubren la invasión de Rusia–. 

Fue uno de los escritores más importantes de la Europa central en el siglo XX. Autor de La marcha Radetzky, La leyenda del santo bebedor y de uno de mis cuentos favoritos, la novela corta El jefe de estación Fallmerayer. Con la llegada de Hitler al poder, sus obras fueron prohibidas por ser judío.  

 

II. Stefan Zweig

Fue el escritor más leído de su tiempo. Son famosas sus biografías –creo que muchos leímos en nuestra juventud la de Fouché–, así como su libro Momentos estelares de la humanidad. Era anti-bélico, siguiendo la línea del gran escritor francés de la época Romain Rolland. Hoy, su obra más reconocida es El mundo de ayer: memorias de un europeo, el canto del cisne del mundo anterior a la Alemania nazi. 

 

III. El verano de 1936 

Los dos amigos se encontraron en Ostende ese verano. Stefan Zweig ya había estado allí dos décadas antes. Era un joven que hubiera apostado porque Alemania no se atrevería a invadir Bélgica. Se equivocó. La Primera Guerra Mundial había comenzado. Ahora, en 1936, en ese bello puerto, pensaba que la Alemania nazi no se atrevería a invadir Polonia. En ese verano se encontraban allí James Ensor, pintor de esa ciudad, así como el gran reportero checo Egon Erwin Kisch, que vivió en muchos países –incluido México–. Era la pausa antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial y no lo sabían. Cuando fue evidente que el mundo en que habían vivido desaparecería, Roth se refugió en el alcoholismo y murió en París; Zweig y su nueva mujer emigraron a Brasil, donde se suicidaron. Todo esto se puede leer en el extraordinario libro: Ostende: Stefan Zweig, Joseph Roth, y el verano antes de la oscuridad, de Volker Weidermann. 

 

IV. ¿Vivimos en Ostende?

¿Acaso estamos al borde de un conflicto que no somos capaces de ver en este momento? Hace apenas unas semanas decíamos lo mismo que Roth y Zweig: “no es posible que Rusia invada Ucrania”.  

La invasión ya sucedió. ¿Qué sigue? Podemos anticipar tres escenarios: 

Que Rusia retroceda, porque así se lo pida el líder chino al presidente ruso, porque la presión interna sea muy fuerte, o porque sufra un atentado, desde dentro, que pueda incluso costarle la vida. 

Que el conflicto se detenga como está y se acepte el statuo quo actual, donde las regiones separatistas formen parte de Rusia y quizá un corredor central también. No es que Ucrania lo acepte, pero puede “congelarse” la situación, en aras de impedir un conflicto mayor. 

El tercer escenario es que Rusia no sólo termine la invasión de Ucrania sino que quiera cumplir sus amenazas contra Suecia y Finlandia. En ese caso, la escalada del conflicto será inevitable. 

No sabemos cuál de estos escenarios va a prevalecer. Estamos como Roth y Zweig, los dos amigos, en el invierno antes de la oscuridad. 

¿Cuántos escritores y artistas ucranianos morirán? ¿Cuàntos creadores rusos serán castigados por Occidente? ¿Quién será el o la novelista ucraniano (a) que narre cómo se reunían en The Blue Cup Coffee Shop, ubicado en el número 5 de la calle Pushkinska? Lo veremos pronto. Ojalá no regresemos a la oscuridad.  

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