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jueves, noviembre 21, 2024

Cinco mujeres desobedientes

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I. Madame de Lafayette.

En pleno siglo XVII, esta mujer escritora crea la primera novela psicológica. La princesa de Clèves. La protagonista, casada con un buen hombre, pero aburrido, se enamora del duque de Nemours y —ante la insistencia del esposo— le confiesa lo que siente. Nunca consuma esa debilidad y termina por retirarse a un convento —aún después de volverse viuda—. Esta portentosa novela fue publicada en 1678, hace 350 años. La acabo de releer y es sin duda una obra maestra. Imaginen lo que fue, en esa época, que una mujer confesara su deseo erótico por un hombre que no era su marido. Madame de Lafayette: una mujer desobediente. 

 

II. Kinuyu Tanaka, directora de cine 

Nació en 1909 y murió en 1977. Acabo de ver dos películas de ella en la retrospectiva sobre su filmografía que presentó la fundación japonesa en la Cineteca Nacional: Amor bajo el crucifijo, que narra una historia de amor entre una mujer y un hombre católicos, en el momento histórico en el que fueron expulsados de Japón y Pechos eternos, que cuenta la historia de una poeta que sufre cáncer de mama que, en lugar de asumirse como una víctima reivindica su sexualidad hasta el último momento de su vida. En ambas películas, las mujeres expresan lo que sienten y expresan su amor al hombre que desean. Kinuyu Tanaka, una mujer desobediente.  

 

III. Marguerite Duras 

Escribió El amante y El amante de la China del norte, novela y novela/guión donde relata la pasión de una joven francesa menor de edad por un chino mayor que ella. Una relación prohibida por clasismo (si bien es cierto que los franceses ya no eran poderosos en Indochina y los chinos empezaban a controlar todo gracias a su dinero). Escribió también los guiones de India Song e Hiroshima mon amour. Duras, como su personaje, se opuso al destino de ser una mujer cualquiera. Participó en la Resistencia francesa. Al final, tuvo un amante décadas más joven. Siempre estuvo del lado anticonvencional de la vida. Expresó esa libertad con sinceridad. Marguerite Duras: una mujer desobediente.  

 

IV. Marguerite Yourcenar

Cumplió 120 años el pasado 8 de junio (1903-1987). Su madre murió poco después de nacer ella y nunca fue a la escuela, habiendo tenido preceptores y maestros particulares. Ella misma señala que se salvó de las dos instituciones que nos enseñan el “no”: la madre y la escuela. Fue una mujer libre, en su sexualidad, en su pensamiento, en su escritura. Mientras Jean Paul Sartre, en 1968, hablaba de “literatura comprometida”, Madame Yourcenar, a años luz del compromiso político, publicaba ese año Opus Nigrum, su novela renacentista, en la que Zenón, el personaje principal, prueba todo y no se compromete con nada, no por no poderlo hacer, sino porque no vale la pena vivir sólo una etiqueta (astrólogo, médico, escritor), cuando la existencia nos brinda posibilidades infinitas. Yourcenar: una mujer desobediente.  

 

V. Françoise Gilot

Acaba de morir hace unos días una mujer que sobrevivió a Picasso (recordemos la película de James Ivory —quien acaba de cumplir 97 años— protagonizada, en el papel del pintor malagueño, por Anthony Hopkins). Françoise conoció a Pablo el 7 de diciembre de 1943. Vivió 10 años con él, tuvieron dos hijos, Claude y Paloma y lo abandonó. Quería ser una artista, no una más de las musas de Picasso. Lo logró. Escribió Mi vida con Picasso, desmitificando al genio. Otra mujer desobediente.  

 

Lectores de Hipócrita Lector: ¡Que vivan las mujeres desobedientes! Al ejercer su libertad, fecundan e iluminan el mundo.  

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