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Puebla
lunes, febrero 24, 2025

Los barrios el carnaval y las mujeres, un patrimonio pagano en la ciudad de los ángeles

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Delia del Consuelo Domínguez Cuanalo 

2025 

 

 

Carnaval: de fiesta popular a diversión burguesa martes era, que no lunes, martes de carnestolendas, vispera de la ceniza, primer día de cuaresma. Ved qué martes y qué miércoles, Qué vísperas y qué fiesta; el martes lleno de risa, el miércoles de tristeza.  

 

Dado que los barrios históricos de Puebla formaron parte de la construcción de la ciudad virreinal, pues eran núcleos de indígenas asentados en la periferia que brindaban servicios para la naciente metrópoli, en los territorios ocupados por los barrios se instituyeron las cuadrillas que llegaron al estado, descendientes de organizaciones sociales generadas en la colonia, mismas que, a pesar de sus transformaciones y readaptaciones, han sobrevivido al desarrollo económico de las sociedades bajo el sistema capitalista de producción, lo mismo que a procesos políticos, sociales y culturales de diversa índole que propician la pérdida de valores y significados compartidos colectivamente y favorecen la destrucción del patrimonio cultural social, del que el carnaval forma parte ( Minera, 2016). 

“El origen  del carnaval, en la ciudad de Puebla es incierto la tradición se da de padres a hijos, sin embargo, en trabajo de campo se documenta que este tiene sus inicios en la colonia, y da cuenta de las fiestas donde la inversión de roles es la parte central de la representación, coincidiendo sin duda con  la exclusión y restricción de la participación de los indios a las fiestas de los patrones, de las casas grandes, y a manera de reclamo y de burla estos expresan el repudio a través de la mofa y de la burla donde la mascara juega su papel representativo para esconder la identidad, asi mismo la musica y las coreografías corresponden a las fiestas de salon de la aristocracia española, en general europea, se baila, vals, jota, chotis, etc., corresponde como los plantea Bajtin (…) a una continuación de las fiestas publicas que de a poco se fueron privatizando hasta volverlas intimas, de manera que el carnaval da continuidad a estas fiestas publicas invirtiendo los roles para hacer mofa y sátira de la clase en el poder.” (Dominguez, pág 300) Aunque el origen se dio en la Colonia la expresión popular que ahora disfrutamos tiene  de acuerdo a los trabajos realizados por lo menos cien años, por lo que algun tiempo se dejo de realizar y creemos que es en el proceso hacendario, donde se da la explotación indigena, asi como el abuso de las servidumbre  en las aristocratas casonas de familias con poder, donde se retoma  la satira y la burla hacia la clase dominante. 

Sin embargo, pese a los embestidas de la modernización, los barrios como el de Xonaca, El alto, Analco, definen parte de su identidad local a partir de esta tradición festiva, que los arraiga al espacio que habitan y los motiva a participar en la conservación de esta práctica cultural que les pertenece, al constituir una herencia de sus antepasados, parte fundamental de su historia, de sus saberes compartidos y transmitidos de una generación a otra en el devenir del tiempo, de sus imaginarios sociales y de sus lenguajes simbólicos más característicos.  (…) El carnaval, representa los  rencuentros, todos vuelven al festejo, renace el territorio carnavalero, se concluye con las emociones de la espera, inicia la competencia, es  fiesta,  alegría,  presencia y el regreso de los actores  al barrio , de donde se fueron pero vuelven año tras año vaticinando la cuaresma; (…) es el barrio, es el carnaval y su comparsa, son las cuadrillas, son los huehues, con sus personajes fantásticos y quiméricos, momento de lucir sus nuevas plumas, es el momento de las  maringuillas, tradicionales y urbanas, diablas y diablos, personajes que con su alegría y seducción son seguidos en el recorrido por los habitantes, embelesados acompañados de la música que identifica y cohesiona (Domínguez, 2016,pág 300). 

En los barrios de la ciudad de Puebla y en particular en la fiesta del carnaval, desde el inicio en los hombres recaía la organización del evento, la administración, el manejo de recursos, la danza, la fiesta, las colectas, la selección del vestuario, el cierre etc.: es decir, en los encabezados, hombres de las cuadrillas, cargo a elección del colectivo de cada una de las cuadrillas. Según datos obtenidos en entrevistas realizadas a los actores, es hasta hace unos quince años cuando la participación femenina empieza a ser evidente. Primero se observa la inclusión en las danzas, en un primero momento vestidas de hombres, pero se continua su participación y se incorporan como organizadoras, encabezadas y a la fecha muchas mujeres dirigen y conducen el carnaval año con año. Se transforman de esta manera las actividades que eran exclusivamente masculinas a compartirla con las mujeres. Estas dinámicas colectivas actualmente incorporan a hombres y mujeres, siendo capaces ellas, cuando se celebra el carnaval, de recabar recursos financieros para solventar los enormes gastos implicados en estas celebraciones, las gestiones administrativas necesarias, la capacidad de convocatoria para reunirse con los colectivos, así como también organizar el cierre del carnaval que es una gran fiesta en agradecimiento a la gente del barrio por su apoyo a la celebración del mismo, sin menos cabo del género.  

A pesar de que el carnaval se despliega a lo largo del territorio estatal, es en el medio urbano donde el cambio social alcanza su máxima expresión, y donde en consecuencia se produce la mayor heterogeneidad de formas de vida. Se desarrolla unas en los ejes de la sociedad tradicional, y generándose otras que corresponden a la nueva sociedad de consumo. El conflicto inherente a este proceso de cambio se manifiesta también en conflictos de identidades colectivas acorde a la heterogeneidad sociocultural que se va conformando. El género como factor de identidad colectiva, se constituye en nuestra sociedad como elemento de diferenciación sexual a través de la asignación de una serie de roles, papeles y funciones que tradicionalmente establece para las mujeres como ámbito de participación el doméstico-privado, en base a las relaciones familiares y en oposición al mundo de lo público (Sanz, 1988). 

  Actualmente el carnaval se realiza con la participación de personas de diversas identidades sexuales. También el repertorio de los personajes se ha ampliado, reflejando los cambios en la cultura urbana, incluyendo en él seres mitológicos o de fantasía, figuras femeninas u homosexuales de la contemporaneidad como la “mujer urbana” (Llaven, 2010).  La participación de las mujeres en el carnaval, se ha diversificado. Por un lado las que participan danzando en las cuadrillas, tanto de huehues o como maringuillas, y  las que participan activamente en la organización del carnaval, como encabezadas o miembros del comité organizador del carnaval y las más, las que están detrás de la organización y de las presentaciones, ellas son  las  abuelas, madres,  hermanas,  hijas  esposas, etc,  y que son las que  soportan las participación de los bailarines y en general del evento a través de diversas actividades.                                 

En entrevista al encabezado de la cuadrilla 26 Oriente la Original del Barrio de Xonaca nos comenta…no era bien visto que las mujeres participaran en el carnaval…sí se necesitaban mujeres, para representar a las maringuillas, pero ese papel lo hacían los hombres vestidos de mujer, es mas en la actualidad, aunque ya hay mujeres participando las maringuillas siguen siendo hombres vestidos de mujer, existen las maringuillas tradicionales, que portan falda indígena y blusa bordada y maringuillas urbanas con una vestimenta más exuberante,  en la cuadrilla de la 26 oriente la primera maringuilla urbana  fue José Salazar …las mujeres siempre han estado, en cuestión de bordar capas, de ayudarnos a vestir, de llevarnos de comer, estar pendiente de nuestra imagen…pero, el estar una mujer en una comisión o en una reunión de hombres, eso no se puede, no es lo tradicional, a lo mejor de 100 cuadrillas que existen, a la mejor solo en una hay mujeres  como comisión…ya las estamos dejando participar para que se vayan dando cuenta de cómo se maneja el carnaval (Suarez, 2022). Fotos 1,2 y 3 muestran a las maringuillas tradicional y urbana: todos hombres vestidos de mujer.                                

La maringuilla es uno de los personajes principales del Carnaval, que participa con vestidos ceñidos y provocadores haciendo gala de sensualidad e incitando a los huehues a instancias del diablito que promueve la coquetería y seducción dándole al carnaval este contenido pagano al ejecutar las danzas. Hay muchas y diversas maringuillas, tantas como cuadrillas existen. A pesar de los comentarios con cargas machistas de los hombres dirigentes del carnaval, las mujeres de a poco se han ido incorporando y tomando fuerza. La tradición ha sido elástica ante el tiempo y los cambios en la cultura popular, actualizándose constantemente para conservar su carácter burlón y de crítica, y como tal, continuando su papel como un archivo no-textual de la identidad barrial (Kurjenoja, 2013). Así pues el papel femenino recaía en hombres vestidos de mujer, portando caretas para invisibilizarse en las multitudes, es hasta el 2014 que sucede un fenómeno, en diferentes cuadrillas y de diferentes barrios se incorporan algunas mujeres  jóvenes portando vestidos de quinceañeras;  nuevo vestuario y personaje que se va a afianzar el las presentaciones del carnaval, particularmente en la cuadrilla de la 26 Oriente la Original  situación que se ha visto año con año, superada,  ya cada vez son las mujeres, que ahora se suman denominadas también maringuillas urbanas, formando parte de los personajes y de la diversidad socio estética del carnaval, con la diferencia de que en lugar de llevar careta de huehue llevan un antifaz a modo de carnaval europeo.  

Hemos visto como de a poco y cada día mas la mujer se ha ido incorporado en la organización, celebración y cierre del carnaval. Sin embargo existen otras mujeres que son un gran soporte para el logro de la celebración pero su papel no destaca debido al poder que aún recae en los hombres de la familia, padres, esposos, hermanos etc., quienes no han consentido a la fecha la participación de las mujeres. Demostrándose con esto una violencia simbólica como lo plantea Montesinos, …“La violencia simbólica en el marco de las relaciones de género es naturalizada y reproducida por hombres, mujeres, instituciones, medios de comunicación y otros actores sociales; es una violencia socialmente invisible y aceptada incluso por el grupo dominado (las mujeres). Es así porque las mujeres no están exentas de las normas de género; las asimilan en la manera de interpretar su entorno, en la manera de relacionarse con otras mujeres y en la manera de relacionarse con ellas mismas” (Montesinos, 2020). 

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