No todas las políticas del lenguaje surgen del gobierno en turno.
La participación de intelectuales bilingües es fundamental.
Para describir mejor la premisa, tenemos el caso de los escritores bilingües, quienes, por medio de años invertidos en la autorreflexión de su propia lengua y la promoción de la misma, proponen convenciones ortográficas para que sus lenguas sigan vivas.
¿De qué manera siguen vivas?
Cuando se escriben, cuando se leen.
No todas las políticas del lenguaje parten del gobierno en turno. Las políticas del lenguaje que generalmente trascienden en términos culturales, suelen ser provocadas por los hablantes.
El caso más común se da cuando la madre enseña a sus hijos la lengua materna.
Justamente por eso se llaman así: Lenguas Maternas. Precisamente porque la enseña la madre.
Y gracias a esta “entidad activa” se logra la preservación.
Estudios lingüísticos de género, han llegado a la conclusión que las mujeres, por su condición femenina, suelen estar más arraigadas con su idioma.
Suelen ser más austeras y preservar mejor la lengua nativa y más tiempo que los hombres.
En este caso, tiene mucho que ver el hecho de que el rol de la mujer de comunidad, le permite permanecer más tiempo en casa, educando a los hijos y protegiendo los valores familiares, y uno de estos valores puede ser concebido desde la lengua y su mantenimiento o la prevalencia de la misma.
En el caso de los escritores en lenguas indígenas, actualmente son reconocidos como portadores personalizados y “agentes activos” para la generación de políticas del lenguaje internas en una comunidad de hablantes lo suficientemente arraigada con sus prácticas culturales.
Las lenguas persisten y evolucionan mientras se haga uso de ellas. No importa la finalidad del mensaje. El mensaje evacúa una carga simbólica materializada en prácticas culturales.
Las políticas del lenguaje exitosas dependen de la preocupación de los hablantes. Pero también de las instituciones que ejecuten actividades para revitalizarlas, reforzarlas. Y “no” para difundirlas desde una “folclorización” que taladre el mensaje, el sentido de lo emitido, de lo enunciado.
Esa banal difusión que entretiene y que estereotipa al “otro” que no es tan “otro” en México.
Ese “otro” que en realidad es el sujeto del discurso y que debería ser el sujeto de enunciación. Porque Jackobson no se equivocaba en los tópicos predispuestos que sostienen las culturas.
Porque todo mensaje, depende de toda lengua que reexiste a pesar de la indiferencia. Lo que pocos valoran o lo que muchos callan por no diferenciarse.
“La poesía es compromiso con la esencia de la vida.
En la medida que nombramos el mundo, en la forma como creamos o recreamos imágenes, en la manera como nos acercamos a los posibles e imposibles, a los poderes que atan este universo, a las fuerzas que nos permiten volar y hacer volar, en fin, condensamos un destino común con la madre tierra: permanecer, trascender, despertar, tocar, inundar de belleza, brindar agua para refrescar el espíritu, ir a la médula humana para saber que somos sangre de la misma tierra, somos todo y nada, somos aquello que nos permite respirar mucho más hondo”.
Amauta Fredy Chicangana (Poeta del pueblo Yanakuna, Macizo colombiano).