El concepto Ahuianime está muy poco estudiado en la actualidad. De hecho, es una noción desvirtuada si se estudiadesde una perspectiva católica u occidental. Ahuianimesignifica
Las ahuianime, figuras femeninas fascinantes del mundo prehispánico. Son a menudo malinterpretadas bajo la lente de la colonización europea. En mis investigaciones propongo que las ahuianime eran mucho más que simples cortesanas.
Estas mujeres gozaban de la libertad de ofrecer placer a príncipes y guerreros, pero no de forma indiscriminada. Considero que constituían una élite intelectual, distante de la prostitución, ya que debían poseer modales refinados y una educación especial. Con el tiempo, sufrieron un estigma considerable, en gran parte debido a la interpretación errónea de los colonizadores europeos.
En realidad, las ahuianime eran consideradas sagradas. Estaban instruidas para participar en ciertos rituales y eran elegidas cuidadosamente para acompañar a los personajes y guerreros más importantes de su sociedad. La selección comenzaba a una edad temprana, buscando en ellas una belleza auténtica. Posteriormente, recibían una formación rigurosa en las costumbres y modales de la élite, preparándolas para ser compañeras dignas de hombres virtuosos. Es crucial destacar que su valor no radicaba únicamente en su atractivo físico, sino también en su intelecto.
Gran parte de la historia de América fue escrita y estudiada desde una perspectiva europea, lo que explica la dificultad para comprender conceptos como el de las ahuianime, a quienes podríamos llamar las “Alegradoras”. Para ilustrar su rol y la complejidad de su figura, recordemos fragmentos de los versos de Tlaltecatzin, autor del primer poema erótico registrado en los cantares mexicanos.
“…el florido cacao está espumoso,
la bebida que con flores embriaga”.
“¡Ave roja de cuello de hule!,
fresca y ardorosa,
luces tu guirnalda de flores.
¡Oh madre!
Dulce, sabrosa mujer,
preciosa flor de maíz tostado,
sólo te prestas,
serás abandonada,
tendrás que irte,
quedarás descarnada”.
“Aquí tú has venido,
frente a los príncipes,
tú, maravillosa criatura,
invitas al placer.
Sobre la estera de plumas amarillas y azules
aquí estás erguida.
Preciosa flor de maíz tostado,
sólo te prestas,
serás abandonada,
tendrás que irte,
quedarás descarnada”.
He estado investigando sobre la prostitución a lo largo de la historia y me encontré con información fascinante sobre las sociedades mesoamericanas, específicamente los aztecas. Si bien es conocido que tenían un sistema formalizado de mujeres que brindaban placer, lo que resulta particularmente interesante es la inteligencia que se les atribuía.
Al analizar el poema de Tlatlecatzin, se puede apreciar la naturaleza volátil de estas mujeres, conocidas como ahuianime. Eran consideradas un premio para príncipes, intelectuales y guerreros, lo que indica que no cualquier mujer podía alcanzar ese estatus.
En la actualidad, dentro de ciertos contextos comunitarios, todavía persisten algunos estereotipos que guardan relación con esta figura. Por ejemplo, una mujer que se encuentra en compañía de hombres sin la presencia de su esposo suele ser mal vista. Del mismo modo, una mujer con el cabello suelto y sin trenzar puede generar desaprobación en ciertas comunidades. Curiosamente, el cabello suelto era una de las características distintivas de las ahuianime.
En mi reciente artículo titulado Malintzin: ahuiani y élite intelectual, propongo que la famosa Malinche pudo haber sido una ahuiani. Tras estudiar diversas biografías, se menciona repetidamente que mujeres como ella eran seleccionadas entre jóvenes atractivas capturadas en guerras o vendidas por sus familias, lo cual coincide con la biografía de Malintzin. Estas mujeres recibían entrenamiento en danza, canto y otras habilidades artísticas para atraer a hombres de la clase alta y sacerdotes. Las ahuianime aztecas eran respetadas tanto por su capacidad para complacer a sus clientes como por su rol en la religión y la política de la época.
Lunes de Aguas
El Lunes de Aguas es una festividad tradicional única de Salamanca, que se celebra desde hace más de quinientos años.
Cuenta la leyenda que, en 1543, el joven Felipe II, con tan solo 16 años, quedó profundamente sorprendido por el ambiente de ocio y diversión sin límites que caracterizaba a Salamanca, especialmente al presenciar la vida estudiantil de la época, compuesta por unos ocho mil estudiantes de diversas procedencias. Salamanca, sede de una de las universidades más antiguas, ofrecía una atmósfera donde coexistían el estudio en sus Escuelas Mayores y Menores, patios de lectura y bibliotecas, con la vida de tabernas y bares.
El asombro de Felipe II ante esta atmósfera de libertad fue tal que, meses antes de su matrimonio con María Manuela de Portugal, decidió tomar medidas. Impresionado por la presencia de numerosas prostitutas en las calles principales, como la calle de la Compañía, ordenó que fueran trasladadas al otro lado del río Tormes, buscando preservar la solemnidad de su boda y, posteriormente, la Semana Santa, en una época marcada por la abstinencia de carne.
Sin embargo, una vez finalizada la Cuaresma, el encargado de ejecutar esta orden, conocido popularmente como el “Padre Putas”, era el responsable de traer de vuelta a las mujeres en pequeñas barcas a la ciudad. Los estudiantes, ansiosos por su regreso, comenzaron a reunirse a orillas del río para recibirlas con una gran celebración. Este encuentro festivo, donde no faltaban las bebidas y el hornazo, se convirtió en la tradición del Lunes de Aguas.
Hoy en día, esta festividad se sigue celebrando con entusiasmo. Los estudiantes, recordando con humor aquel acontecimiento histórico, se dirigen al río Tormes para disfrutar de una jornada de fiesta. Además, familias enteras se unen a la celebración, transformando las orillas del río en una gran verbena llena de música, comida y vino.
El “apagón” en España
El día del “Apagón” comenzó como cualquier otro Lunes de Aguas.
Salí de casa alrededor de las 14:00 en busca de una conexión wifi para poder trabajar, ya que en el edificio no teníamos ni luz ni cobertura de móvil. Caminé un poco y vi a varios turistas en las terrazas mirando sus teléfonos; los camareros, algo alterados, sugerían a los clientes comprar provisiones para pasar la noche sin electricidad. Giré a la derecha y seguí por la calle Libreros en dirección a la Universidad. Curiosamente, nadie parecía detenerse a buscar la rana en la fachada de las Escuelas Mayores. Un poco más adelante, en la misma calle, mientras intentaba contactar a algún compañero de trabajo, finalmente logré tener señal justo afuera de lo que fue la Casa de Unamuno, detrás de la Catedral. Allí, solo alcancé a escuchar un: “No te escucho nada, Tatiana, hay un apagón en toda España y en varios países de Europa”.
Continué mi camino y doblé por la calle donde vivió Beatriz Galindo, una aristócrata castellana de la corte de los Reyes Católicos, conocida como La Latina por haber enseñado latín a la Reina Isabel. Tanto la calle como la taberna donde me detuve llevan su nombre en su honor. El camarero de La Latina me comentó que un ataque ruso había sido la causa del apagón, y la gente dentro del bar compartía todo tipo de teorías, incluyendo la posibilidad de un ciberataque. Intenté comprar agua en una máquina expendedora donde, curiosamente, junto, caramelos, refrescos, agua, café instantáneo y “chunches”, se ofrecen “insumos oportunos” para los estudiantes como juguetes sexuales y preservativos, pero nada funcionaba.
En la cafetería cercana, la única opción era cerveza. Allí ya había un grupo de estudiantes y personas mayores bebiendo con aparente desesperación pinta tras pinta, comentando que el fin del mundo estaba cerca y que solo quedaba disfrutar de los placeres de la vida. No tardaron en escucharse palmas flamencas improvisadas, a falta de música. Los mayores invitaban rondas para que los estudiantes tuvieran algo de efectivo para comprar “tabaco”, mientras yo seguía sin poder trabajar. Empecé a cuestionarme la viabilidad del trabajo virtual en un país con problemas energéticos, con un presidente al que un día un estudiante calificó con el dicho genuino: “Más vale Perro por Perro que por Sánchez”.
La celebración se extendió durante todo el día en la ciudad. Las palabras de Cervantes resonaban en mi mente:
“Advierte, hija mía, que estás en Salamanca, que es llamada en todo el mundo madre de las ciencias, archivo de las habilidades, tesorera de los buenos ingenios, y que de ordinario cursan en ella y habitan diez o doce mil estudiantes, gente moza, antojadiza, arrojada, libre, liberal, aficionada, gastadora, …”