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miércoles, enero 15, 2025

Marian, ¿un golpe político?

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Al revisar el expediente procesal de Marian Martínez Ruiz salta a la vista la serie de inconsistencias y ausencia de pruebas para demostrar su responsabilidad en los delitos de extorsión y narcomenudeo, presentados en su contra por el secretario de Seguridad Pública de Atlixco, Antonio Hernández Pacheco, y respaldados por cinco elementos de esa corporación.  

En el expediente se hallan linduras como los ardides planeados por el funcionario municipal para nunca comparecer personalmente las tres veces que fue requerido, a pesar de ser ¡el principal agraviado! en el juicio.  

El quintacolumnista Mario Alberto Mejía ya relató con precisión las andanzas de Hernández Pacheco, pero hay casos hilarantes como el examen psicológico que se le dictaminó para medir el impacto sufrido por las amenazas que le profirió una joven de 22 años de edad.  

Vea usted:  

“Área conductual: ‘No he comido bien, no pude dormir bien’. 

“Área afectiva: ‘Ahorita me siento más tranquilo, pero me sentía con mucho temor y preocupación’. 

“Área interpersonal: ‘Me apoya la Presidencia Municipal y las autoridades’. 

“Área cognitiva: ‘Pienso que como están las cosas, es lógico que esto se esté viviendo’. 

“La psicóloga detectó en la ‘víctima’ una ‘actitud miedosa y nerviosa’, así como ansiedad, tensión y aislamiento”. 

No pierda de vista que estamos hablando del secretario de Seguridad Pública de un municipio con fuerte actividad delictiva y rastros evidentes de la operación del crimen organizado, pero que una chamaca veinteañera le haya generado tanta zozobra es francamente risible, sobre todo porque la situación se redujo —tal y como lo planteó el mismo funcionario en su denuncia— de dicho y presiones verbales, nunca de agresiones armadas o atentados.  

¿Qué tipo de secretario de seguridad pública se debe ser para que una chamaca de 22 años te suma en una “actitud miedosa y nerviosa” solo por lo que te dijo? Por lo que se asienta en el informe, se nos figura que el Policía 777 creyó que estaba frente a la hija del Chapo o del Mencho.  

Lo peor de todo es que Antonio Hernández y sus subordinados primero ligaron a Marian con una fusión del Cártel Jalisco Nueva Generación y Los Beltrán Leyva, pero después aseguraron que iba por parte del Cártel de Sinaloa.  

Por las declaraciones de los integrantes de la corporación, entonces, estaríamos ante el primer caso de outsourcing criminal de alta efectividad que puede navegar y/o representar los intereses de enemigos a muerte en el mundo de las drogas. ¡Sorprendente! 

A todo esto, usted, hipócrita lector, se preguntará: ¿Y las pruebas? Pues no hay, no existe ni un mísero audio que confirme la extorsión o los videos que captaran los tres diferentes momentos en que los uniformados aseguraron que Marian se presentó para intimidar a su jefecito y detonarle el severo caso de “actitud miedosa y nerviosa”. 

Como podrá entender, el caso estaba destinado a irse al basurero, pero es justo ahí donde cabe la pregunta de esta entrega: ¿Y si todo fuera un asunto político? 

Nos explicamos: Antes de su ilegal detención, Marian se desempeñaba como una de las operadoras del entonces senador Alejandro Armenta Mier en el ámbito universitario. 

Tras conocerse el proceso penal, el asunto se convirtió en la mejor batería para golpetear a Armenta Mier y a su equipo. Columnas como Armenta, no te hagas y La #NarcoBabie que operaba para Armenta; o notas como Procesan a narco operadora de Alejandro Armenta por tres delitos fueron el común denominador con el que el morenista fue tundido. 

La información corrió por semanas y los interesados no perdieron oportunidad de darle el puntual seguimiento.  

Detención y golpeteo, dos ecuaciones que siempre van unidas y tienen un destinatario.  

Por eso la pregunta: ¿Y si todo fue parte de un plan para afectar a Armenta?  

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