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viernes, diciembre 20, 2024

Un relato ficcional: Alejandro Armenta y la lectura de Tarot que le hice

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Prefacio 

Durante la campaña de Alejandro Armenta, en las redes sociales se compartió un encuentro casual que -el entonces candidato- sostuvo con Moni Vidente, quien le vaticinó un gran triunfó y una gran labor como Gobernador. 

Dicho lo anterior, dejó este relato buscando que se haga realidad. 

 

 I 

Es sábado por la tarde-noche, estoy sentado en La Colecturía con mi amiga y bruja personal: Varinia Castillo y una persona muy especial: Karla R. Espinosa. Nos hemos reunido para darnos el abrazo navideño. El celular suena y la pantalla anuncia la llamada de un número que no tengo registrado. Dudo en contestar. Varinia me dice: “confía y contesta”. 

Fredo ¿Cómo estás? Soy Chelís. Necesito que vengas en friega al Viejo Palacio de Gobierno; alguien requiere de tu magia.” 

Cuelgo, mis amigas piden la cuenta, Karla R. Espinosa nos lleva al Palacio y me dicen: “Te esperamos. No importa lo que tardes. Mientras, hacemos tiempo Barra Castiza.” 

Le escribo al Chelís: “Ya estoy afuera”. 

A los cinco minutos abren la puerta, me recibe y dice: “Es tu oportunidad de oro, la que escribiste en una de tus columnas, el Gobernador Alejandro Armenta necesita un poco de guía. Ya sabes, a todos en algún momento u otro nos gusta que alguna fuerza externa nos diga por dónde continuar y cómo se vislumbra el camino. Así que échale el Tarot. Si sale bien, igual y te da chance de pedirle o exponerle algo”. 

 

II 

Adelante, dice Alejandro Armenta. 

Chelís dice: “Te presento a Fredo Godínez, columnista de Hipócrita Lector, alguien que siempre ha estado metido en temas de cultura y codeándose con gente importante. Poeta y tarotista. Deja que te lea las cartas.” 

Alejandro Armenta hace la seña para que me siente y dice: “a ver, de qué se trata”. 

Le explico: “El Tarot, antes que ser un oráculo del futuro, es un camino para conectar con la esencia. Todo lo que nos rodea es un constructo simbólico. Y el Tarot puede ayudar a descifrar esos mensajes que están a la vista, pero no logramos percibir de forma correcta. En este caso, voy a buscar explicarle su esencia y cuál es su misión en este episodio que está comenzando a escribir.” 

 

III 

Sin más, disculpe si lo tuteo, pero la cercanía permite que esto fluya mejor. Así como tenemos un signo zodiacal, también tenemos un Arcano Natal. El suyo es el Arcano Mayor, número 5: El Sumo Sacerdote. 

Cuando un creyente recurre a la figura sacerdotal, busca cobijo, confort y alivio. Desea que sus penas sean entendidas y curadas por medio de la palabra. El Sacerdote recomienda, mas no prohíbe. Cuida sin llegar al exceso de la sobreprotección. En resumen, sana por medio de palabras amorosas y genera alivio, paz y esperanza a quien recurre a las personas regidas por este Arcano. El Sumo Sacerdote es una de las formas más puras del amor. 

El peligro siempre será irse al extremo: no poner límites en afán de una absoluta libertad o prohibir todo en un afán de evitar que las personas resulten dañadas. 

 

IV 

Cada año se nos pide trabajar con una energía particular. Se saca sumando el día y mes de nacimiento más el año en curso. En este caso, la energía a trabajar pertenece al Arcano Mayor, número 6: Los Enamorados. 

Esta carta invita a decidir entre dos caminos: lo que se debe (la energía masculina) y lo que se anhela/sueña/quiere (energía femenina). Comúnmente se nos ha enseñado a siempre optar por el deber. Y en estos momentos, pareciera que su responsabilidad le obligaría a optar por el deber. Empero, no estaría gobernando la persona que anhelaba ser Gobernador, sino ese constructo que fue generándose a través del camino. Dicho de otra forma: si opta por el deber les daría paso a las expectativas de la comunidad y anularía sus ideales. Le suplico y pido -por el bien de usted y todos los poblanos- que se permita gobernar desde el anhelo/sueño/querencia, pues eso le permitirá disfrutar el camino y actuará siempre desde el amor, la empatía y mandará el mensaje de que: los sueños se pueden cumplir. 

 

V 

Cada año, el Universo tiene una carga energética especial. Se obtiene sumando y reduciendo a un dígito las cifras que conforman el año. En este caso, la energía a trabajar pertenece al Arcano Mayor, número 9: El Ermitaño. 

El Ermitaño representa la sabiduría obtenida después de un largo camino lleno de obstáculos. Representa el momento de analizar lo andado, sanar las heridas, reconocer las victorias, abrazar las derrotas. Aceptar la luz y la sombra que nos conforma. Comprender que se ha llegado a cierto lugar, gracias a la fe en uno mismo y a la constancia en convertir en realidad el sueño. 

Si conjugamos la energía que debe trabajar de forma individual con la propia del año; este 2025 requiere que usted se convierta en el Gobernador de la auténtica Esperanza, de que los sueños se alcanzan y se viven. 

Los habitantes de Puebla necesitamos creer, saber y ver que sí es posible un presente/futuro mejor; que las condiciones de vida sí pueden mejorar. 

Y este 2025, Alejandro Armenta, Dios/El Universo le pide que asuma la responsabilidad de ser ese líder. 

 

VI 

Dichas las esencias, viene el consejo para su periodo gubernamental. Le han salido: La Templanza, Tres de Oros y Diez de Oros. Control y Abundancia. 

Los poblanos necesitan que su nuevo Gobernador les transmita calma, paz y seguridad. Los días han sido convulsos. Puebla se ha encarecido y pareciera que las oportunidades de crecimiento se han estancado. Somos uno de los estados con más universidades, pero no es proporcional a las oportunidades reales de trabajo. Estamos entre los 5 estados con los salarios más bajos a nivel nacional. 

El habitante promedio requiere que se le hable de forma directa y empática; necesita conocer con claridad los planes a corto, mediano y largo plazo. Que se les asegure que recuperarán la calidad de vida: tiempo real para convivir en familia, reales ofertas culturales y de esparcimiento de alta calidad, reales ofertas deportivas y recreativas, seguridad para andar por todo el Estado. 

La burocracia estatal está lastimada: es poca para la amplia exigencia y los salarios son muy castigados. Y también se está volviendo longeva y con poco acceso a los grandes puestos para las generaciones intermedias y nuevas. 

El habitante de Puebla necesita saber que ahora sí vendrán las políticas sociales y económicas que les permitirá crecer y tener más y mejor poder adquisitivo; que los de abajo van a subir de rango económico y los que ya están muy arriba serán aliados para cerrar, hacía arriba, la brecha económica. seguridad y abundancia. 

 

VII 

Termino la lectura y Alejandro Armenta sonrió. Agradece. “Me has traído luz y tienes razón, los poblanos necesitan que se les hable desde el corazón. ¿Cuánto te debo?” 

Económicamente, nada; le digo. Más bien, quiero aprovechar el momento para expresarle mi sentir/necesidad: “soy una persona con un sueño dividido en tres momentos: ser director del Instituto Municipal de Arte y Cultura, luego ser secretario de Cultura estatal y posteriormente aspirar a ser secretario de Cultura federal. Pareciera que tengo el reloj natural contra tiempo, pero tengo fe en que pasará. Lo que no tengo son padrinos mágicos ni grandes influencias para ser candidateado a esos puestos. Lo que he obtenido ha sido con base en la constancia y el talento. Empero, llega un momento que para escalar, se necesitan otro tipo de herramientas que escapan a los simples mortales. Entonces, le pido un favor: hágame espacio en su equipo cultural, póngame en un lugar que me permita seguir evolucionando y me logre proyectar a esos puestos. No pido nada regalado, pido un lugar donde me pueda impulsar y proyectar. Eso es todo.” 

A lo que respondió: “Déjame tu CV y pasando Navidad te busco para informarte en qué puesto estarás trabajando”. 

 

VIII 

Lo dije líneas arriba, claramente, es una ficción. 

Empero, para mí, este relato, es la búsqueda por crear una realidad, comenzarle a dar vida y forma a un sueño. 

Lo escribo y doy vida para entregárselo a Dios/El Universo y dejar que haga lo suyo. 

Soltar y confiar en que pasará. 

Creer y tener fe. 

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