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sábado, noviembre 23, 2024

PAN, una bancada dividida

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Marcos Castro Martínez fue designado como el coordinador de la bancada del PAN en el Congreso del estado, pero su unción es el reflejo de la profunda crisis que enfrenta el partido a raíz del sectarismo impulsado por Eduardo Rivera Pérez, responsable no solo de la peor derrota del albiazul en el último cuarto de siglo sino también de empeñarse en llevarlo a su aniquilación. La fracción panista está integrada por cinco diputados locales, lo que significa que es la más pequeña de las últimas tres décadas. El problema para Marcos Castro, quien todavía funge como secretario general del Comité Directivo Estatal, es que sus compañeros legisladores responden a diferentes expresiones. En realidad, el panista solo tiene como aliada a Celia Bonaga Ruiz, aunque ella responde más a las indicaciones de Rivera Pérez que a otro integrante del equipo político, de ahí que si quiere tenerla como aliada deberá hacer labor de convencimiento. También está Luana Amador Vallejo, una panista de San Andrés Cholula que responde más a los intereses del Yunque y fue impulsada por Edmundo Tlatehui Percino. Con ella también tendrá que llevarse a cabo una operación de sumatoria muy especial. Los otros dos son enemigos declarados: Susana Riestra Piña y Rafael Micalco Méndez. La primera buscaba la coordinación y de esa manera forzar al exedil a que cediera la posición a cambio de respaldarlo en sus aspiraciones para la dirigencia estatal del PAN. Ya se vio que Rivera Pérez una vez más no cumplió. Lo peor es que la familia Riestra tiene muy claro que el excandidato a la gubernatura y su equipo prácticamente operaron en contra de Mario Riestra Piña en la pasada campaña, además de sumarle muchos negativos por las torpezas del Ayuntamiento de Puebla, encabezado por el velador más caro de la ciudad, Adán Domínguez Sánchez. Si eso no fuera suficiente, Lalito Destructor del PAN mandó a sus empleados en el partido para que le echaran la culpa al candidato del PRIAN a la alcaldía de Puebla de la masacre electoral del 2 de junio. En el caso de Rafael Micalco, el político decidió desde hace varios años plegarse con la otra ala del Yunque comandada por la familia Rodríguez Regordosa, misma que se encuentra peleada a muerte con Rivera Pérez por el control de la cofradía. A este sector no se le olvida que el exedil es un empleado más, que ese siempre ha sido su nivel y cuando tuvo la oportunidad de saltar a un mayor escalón terminó por hundir electoralmente al partido y sumirlo en su peor crisis. Así pues, Marcos Castro tiene la difícil tarea de lograr la unidad en la bancada legislativa a sabiendas que su patrón es el responsable de dinamitar internamente al partido y radicalizar los ánimos de los diferentes grupos. El secretario general, además, primero deberá negociar al interior de la Junta de Gobierno y Coordinación Política espacios para sus compañeros en las diferentes comisiones, pero así como están las cosas no dude que más de un panista decidirá negociar por su propia cuenta un espacio de revelación en las comisiones más importantes. Conociendo a Eduardo Rivera y su grupo no sería extraño ver a Marcos Castro negociando solo para su beneficio y aplicar el consabido “Nos chingaron, compadre” para justificar la carencia de espacios relevantes. Lo que se vive en la bancada panista es el mejor reflejo de la polarización y crisis que enfrenta el PAN por culpa de Eduardo Rivera. Insistimos: Pobre PAN, tan lejos de la salvación y tan cerca de las lacras riveristas.

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