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jueves, septiembre 19, 2024

Lucha en el PAN: Yunque contra Yunque

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La forma en que se han acoplado los grupos que pelean por la dirigencia estatal del PAN en Puebla llevó al instituto a centrar la pelea de yunques contra yunques, a lo que se añade una tercera vía encabezada por Genoveva Huerta Villegas. Por un lado, se encuentra el nefasto grupo de Eduardo Rivera Pérez que ya no sabe qué hacer para retener el control del partido y cada vez aumenta la inconformidad de los liderazgos. Entre loa azules ha pesado más el incumplimiento de los acuerdos que alguna vez se comprometió el exedil, así como su política sectaria. “Lalo no cumple”, “están acabados”, “qué pueden ofrecer si ya perdieron el Ayuntamiento”, “las plazas del comité
van a ser solo para sus cuates”, son algunos de los comentarios que más han pesado
entre consejeros y dirigencias municipales. Por otro lado, está la dupla de Mónica
Rodríguez Della Vecchia, integrante de la otra ala del Yunque, peleada a muerte con
Eduardo Rivera y que ofrecen una alternativa más mesurada y menos sectaria que el
originario de Toluca, así como el diputado local Rafael Micalco Méndez. Y como tercero en discordia aparece la diputada federal que ha demostrado su capacidad para sumar a tirios y troyanos, además de que sin la presencia de Rafael Moreno Valle logró que el PAN fuera competitivo en las urnas, eso sin contar que es la única que cuenta con una verdadera influencia en el interior del estado. Allí donde Eduardo Rivera despreció a la militancia, Genoveva Huerta tiene presencia. En esta triada radica el destino del blanquiazul. Es más fácil que Mónica Rodríguez y Genoveva Huerta alcancen un acuerdo para ir juntos en la pelea que Eduardo Rivera pacte con alguna de ellas. Ayer, el columnista consentido de la ultraderecha poblana —que hizo su reputación por ser su vocero por décadas y vender la idea de combativo, aunque en realidad siempre sirvió a los intereses del Yunque— deslizó la idea de que Mario Riestra Piña se habría sumado al proyecto de Rivera Pérez, algo que no es descabellado, pero que ante el nivel de polarización y crispación es difícil que se consiga. Cómo olvidar aquel 3 de junio, cuando la masacre electoral dejó a la oposición como gallina sin cabeza, pero Eduardo Rivera apareció feliz y sonriente, mientras que la inefable dirigente estatal del PAN adelantó la sucesión en el Comité Directivo Estatal a favor del exalcalde solo para cerrarle el paso a su odiado Marcos Castro Martínez. Esa ocasión, Mario Riestra se presentó ante los medios de comunicación consternado y dolido por la derrota, es decir, con una actitud totalmente diferente que el Yunque. La razón era que mientras el candidato a la alcaldía de Puebla siempre jugó a ganar, su contraparte riverista apostó a administrar su derrota. Más allá de quien tenga mayores posibilidades de quedarse con la dirigencia estatal del PAN, la lucha entre hermanos del Yunque hace evidente la ruptura que existe al interior de la cofradía. Los ultraderechistas puros no están dispuestos que su antiguo empleado se sienta jefe. El problema es que el empleado, Eduardo Rivera, se convirtió a golpe de torpezas y sectarismo en el principal lastre para Acción Nacional. Ya falta menos para que se conozca al ganar. Mientras a nivel nacional se sabe que la contienda será por consulta a la base, Rivera Pérez insiste en que el método sea a través del Consejo Estatal. A estas alturas quien sabe si pueda lograrlo. Sigue sin entender que Eduardo Rivera y su equipo político son sus principales enemigos.

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