En la ruta para imponer al nuevo dirigente estatal del PAN, Eduardo Rivera Pérez inició una serie de reuniones con los viejos cuadros panistas que, en un pasado reciente, controlaban al partido bajo las instrucciones de la cofradía conocida como El Yunque. La principal bandera en los encuentros sostenidos es que Acción Nacional requiere urgentemente de un revelo generacional. La idea no es mala, pero es propuesta por el peor panista que pueda existir en este momento, responsable de hundir al partido en la peor derrota del último cuarto de siglo. Los viejos militantes han accedido a reunirse con el exmunícipe pero no se han comprometido a nada. Han sido reuniones para escuchar a Rivera Pérez y nada más. Sin embargo, una de las cosas que les ha llamado la atención es que el oriundo de Toluca sostiene que ha sido el mismo Adán Domínguez Sánchez quien le ha manifestado su decisión de tomar las riendas del partido, es decir, que no es cierto que pretenda imponer a su velador en el Ayuntamiento de Puebla. El problema es que Adán Domínguez también se ha reunido con liderazgos del PAN, a quienes les ha manifestado todo lo contrario. Un testigo nos contó que el discurso del alcalde suplente es: “Si Eduardo Rivera quiere que vaya, voy”. Y su abyección queda de manifiesto al explicarles que todo lo que tiene —no sabe si eso incluye lo político y lo de sus cuentas bancarias— se lo debe al empleado del Yunque y la mejor muestra es que sin Eduardo Rivera nunca hubiera sido presidente municipal. La postura contradice por completo lo que el candidato perdedor a la gubernatura vende en sus reuniones para convencer a los viejos militantes que den paso a la nueva generación y de esa manera pueda imponer a Adán Domínguez.
MOTA O DE QUÉ SE FUMÓ
Por cierto, anote usted al insípido Francisco Mota Quiroz como otra de las opciones que Eduardo Rivera Pérez comenzó a perfilar entre los aspirantes a la dirigencia estatal panista. Al igual que Adán Domínguez, el sujeto tiene como principal atributo político su abyección hacia el exalcalde, a quien le debe todo actualmente tiene pues dejó ser empleado de Rafael Moreno Valle para convertirse en un empleado de medio pelo en la Secretaría de Bienestar municipal. Si no lo conoce, no se preocupe, es normal, Eduardo Rivera busca a personas que no le hagan sombra o que lo hagan sentir inferior. Nos dicen que Mota ha sido puesto en la mesa con diferentes liderazgos panistas por el propio Rivera Pérez, aunque en realidad es una segunda opción ante el amplio rechazo que existe contra Adán Domínguez al interior del PAN. Ante esa situación, el edil suplente ya cocina una nueva reunión con consejeros estatales jóvenes, a quienes quiere convencer de formar una corriente que pugne por un relevo generacional en Acción Nacional. El principal problema del velador del Ayuntamiento de Puebla es el pleito personal que tienen con Marcos Castro Martínez, secretario general del Comité Directivo Estatal del PAN, quien actualmente controla del Consejo Estatal. Pero ese chisme —buenísimo, por cierto— se lo platicaremos en otra entrega.