Puebla, las poblanas y los poblanos, transitamos por un camino claro y seguro, para confirmar una decisión que hemos venido construyendo en los últimos meses.
No es fácil ni rápido decidir, con nuestra intención y voluntad, quién debe ser el siguiente gobernador de Puebla. La circunstancia en la que vivimos es complicada, desde entenderla hasta manejarla.
Pocos espacios hay para ello.
La coyuntura ha sido más fácil. Comprender las intenciones de quienes aspiran a gobernar o representar y sus estrategias en defensa de intereses particulares, ha sido más claro, en sus oportunidades y sus debilidades. El proceso electoral, ciertamente, muestra los lados más difíciles y peligrosos de la calidad humana. Exhibe también, una realidad necesariamente maquillada por el ideal y el deber ser, que queda en eso, en pudiera ser.
Pero, lo que uno quiere, otro lo detesta. Lo que uno necesita a otro le sobra. Lo que todos merecemos no es criterio, ni general, ni suficiente. Qué difícil construir una decisión sensata, más que inteligente, oportuna, más que eficiente.
Una decisión que nos permita recuperar confianza en la colaboración de todos y todas, una decisión que permita transformar la solidaridad en generosidad y que no exija sometimiento de unos a otros, ni renuncia a espacios vitales de la dignidad.
Los partidos y las coaliciones electorales escogieron a sus mejores candidatos y candidatas. Hay que decirlo, a pesar de ello, no en todas sus propuestas han tenido el acierto visible, compatible con la coyuntura ni con la circunstancia de los territorios poblanos en los cuales pretenden que el voto popular los elija.
Y todo porque cada uno de ellos y ellas enfrentan el desafío de la pluralidad en todos los sentidos, que destroza a algunos y empodera a otros. Este encuentro es inevitable y gesta gobernantes o representantes populares aceptables, amigables, en los cuales confiar, con las reservas de cada dominio personal, pero confiar.
Armenta ha demostrado que entiende la realidad poblana en toda sus dimensiones y procesos.
Para la mayoría de los que vivimos en Puebla queda claro que Armenta es capaz de intervenir en ella, para redirigirla en lo general y en lo particular y empatarla con las aspiraciones y exigencias de las poblanas y los poblanos.
Ha sido un aprendizaje común el que hemos construido en estos últimos 6 meses.
Armenta, y los poblanos y las poblanas, hemos realizado un esfuerzo para identificar coincidencias y decidir objetivos de vida en los próximos años.
Juntos hemos separado las no coincidencias, pero no las hemos ignorado ni archivado. También, juntos hemos clasificado sus prioridades y las hemos incluido como riesgos dignos de transformar en oportunidades para vivir mejor.
Pero, sobre todo, hemos coincidido en el valor de la confianza, como sustento irrenunciable para construir gobierno.
El trabajo de Armenta ha sido intenso. Convencernos que sus ideas y compromisos son los mejores para todos, no ha sido fácil. Pero a pocos días de manifestar nuestra decisión en las urnas, está claro que las mayorías ya decidimos que Alejandro Armenta será el próximo gobernador de Puebla.
Dos capacidades y dos actitudes han sido definitivas en la decisión de hacer de Armenta el siguiente gobernador de Puebla:
Su capacidad de construir consensos colectivos.
Nos ha contagiado de una energía y voluntad para transformar nuestra realidad.
Su capacidad de agregar valor a nuestro trabajo y hacerlo instrumento real de bienestar. Las propuestas y compromisos de Armenta han disminuido, desde ahora, incertidumbres y rediseñan procesos de organización sociales y productivos, innovadores y posibles.
Su principal actitud, la de confiar en nosotros mismos como factores reales para transformar nuestra realidad, ha devuelto a muchos grupos, una energía social que refugiada en la desconfianza hacia el gobierno, se había convertido en hostilidad.
Escuchar y resolver es también una actitud de Armenta que gestiona confianza. Sabe bien que el gobierno somos todos y que gobernar es una responsabilidad que debe ser calificada y evaluada por todos.
En todos los compromisos que poblanos y poblanas hemos pactado con Armenta hay empatía y unidad, que otros candidatos no lograron. Por eso, a 16 días de ir a las urnas, la mayoría de poblanos y poblanas ya hemos decidido que Alejandro Armenta sea gobernador de Puebla.