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jueves, noviembre 21, 2024

Hasta la ignominia, señor candidato (Crónica de los tundeteclas que están con Dios y con el Diablo)

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Ser equilibrista o ilusionista es tarea difícil.

Y algo peor es mezclar ese oficio con el periodismo.

Sobre todo en los días que corren.

Los tundeteclas que tienen convenios con el ayuntamiento de Puebla y con los candidatos de Morena hacen uso de las enseñanzas del gran Houdini para quedar bien con sus generosos clientes.

Un caso:

Toño López, sedicente candidato a diputado por Morena y aliados, descubre que funcionarios del ayuntamiento entregan tinacos pintados de azul PAN a los gozosos beneficiarios.

Nuestros Houdinis de inmediato publican tuits —ordenados por Fer Cortés o el jefe de prensa de Adán Domínguez, gerente en turno— advirtiendo que no es violatoria de la ley electoral esa acción francamente proselitista.

(Ah. Ok).

En sus redes, serán lo suficientemente enfáticos como para que su lealtad a Lalo Rivera no quede en entredicho.

Al mismo tiempo, refrendarán vía WhatsApp su fidelidad inalterable a los candidatos de Morena y aliados.

Otro caso: Vielka Pulido —La Bendi— es asesinada junto con su novio en el contexto de una ejecución a la salida de un gimnasio por la zona de Zavaleta, en la Ciudad de Puebla.

Nuestros Houdinis —siguiendo las órdenes de Fer Cortés y el jefe de prensa del gerente del ayuntamiento— se apresurarán a decir que ese “hecho aislado” no significa que en el municipio gobernado por el PAN haya inseguridad.

(Ah. Ok).

Y pondrán a sus capullos a retuitear su genial idea.

No es culpa de Lalo Rivera que en Puebla maten gente al mediodía.

En todos lados ocurre.

(Es cierto: en Celaya —tierra gobernada por el PAN— matan hasta a los candidatos).

En sus elucubraciones por salvar la imagen de Lalo, argumentarán que el ayuntamiento no puede poner un policía municipal detrás de cada ciudadano.

(Ah, Ok).

Ante tal juicio digno de un experto en seguridad nacional, los Houdinis enviarán dos o tres WhatsApps a los candidatos de Morena para ponerse por enésima vez a sus órdenes y ver si se les ofrece algo.

Hoy en día, faltaba más, ser equilibrista o ilusionista es un arte mayor.

Lo mejor de todo es que, siguiendo esa estrategia llena de dobleces, sus convenios con ambos bandos seguirán gozando de cabal salud.

Y “es de que” —como dicen ellos—, nadie se dará por enterado.

(Ah. Ok. Anotado).

El caso Vielka. Duele la muerte de una chica de veintiún años convertida en influencer desde temprana edad.

Hace algunos años, un video en el que humilló a una adolescente —logró a gritos que le pidiera perdón de rodillas— la posicionó en ese enfermo mundo de las tendencias en redes.

“#LadyHumilladora”, la llamaron.

Meses después, su mamá le robó reflectores al escenificar un pleito a puño cerrado en cierto antro.

Al paso de los años, Vielka se transformó en una hermosa mujer llena de bolsas y ropa de marca.

Y presumía sus historias en Instagram —donde se hacía llamar “La_Bendi”— bebiendo champaña a bordo de un lujoso helicóptero.

Su extraordinary life terminó por desgracia este miércoles al mediodía gracias a la inseguridad que se vive en la Puebla que nos dejó Lalo Rivera.

Descanse en paz.

Pobre Tony. Muchos hipócritas lectores reaccionaron a mí más reciente columna dedicada al inefable Junior (también llamado Tony Gali hijo).

Y no se crea el hipócrita lector que esas reacciones tuvieron que ver con alguna defensa de ese personaje.

Para nada.

(No hubo nadie que intercediera por él).

Los indignados lectores tuvieron a bien corregirme la plana debido a que en algún momento escribí que Santino “Sonny” Corleone era el segundo hijo de don Vito.

Con toda la razón, muchas voces me dijeron a través de las redes que Sonny había sido el mayor de los hijos de El Padrino.

¿Y por Junior quién salió en su defensa?

Nadie de carne y hueso.

Puros bots con pésima ortografía y aberrante redacción.

 

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