Es verdad que la costumbre es más fuerte que el amor.
Mamá tiene una amiga estilista desde hace cuarenta años, gracias a ella llegaban al baño de la casa —épocas en las que por supuesto no había celulares— las revistas de Vanidades y Cosmopolitan. Lejos de ver la ropa o el accesorio de moda, mis dedos iban presurosos hacia las últimas páginas, las novelescas. Ahí, sobre el retrete, podía pasar largos minutos leyendo hasta dejar de sentir las piernas.
El libro vaquero también yacía encima del tanque de agua del inodoro, ese era de papá. De vez en vez hojeaba la historieta. Me gustaba el olor del papel, lo pequeño y ligero del libro, la tinta impregnada en el índice con el paso de cada hoja. Detenía entonces mis ojos en aquellas mujeres de pechos grandes y labios entreabiertos —perfectos y carnosos— en tanto, el sujeto desbordando gallardía, la jalaba del brazo para, enseguida, darle un beso apretado. Esa sensualidad se transportaba a mi cuerpo paralizándolo, y yo que quise ser monja desde los 10 años, me sentía en pecado capital.
Había, sin embargo, unas revistas que mamá no les daba asilo en el baño, eran las consentidas, de otra categoría. Esas tenían un lugar exclusivo, el primer cajón de su buró. Una portada color violeta salta siempre en mis recuerdos y, enseguida, un nombre casi poético en letras grandes, Corín Tellado y algún título paupérrimo como Por compasión, no tan insinuante como El marido de mi amiga o tan perturbador como El novio de mi hija.
Devoraba aquellas novelas rosas entre paredes tapizadas de rosas rosas, sobre la cobija rosa de la recámara de mamá. La única consigna: regresarlas a su lugar sin maltratarlas.
La lectura de Cuando era divertido de Eloy Moreno (Penguin Random House, 2023) remembró esos años pueriles embelesada con historias de amor y desamor. Aquí el autor español tiene varios aciertos, —no por nada es uno de los escritores más leídos en el mundo, con más de un millón 500mil ejemplares vendidos en más de 30 países, según Wikipedia— Salta pues a la vista del lector una advertencia: “Una historia que no es adecuada para todas las edades. Ni siquiera para todos los lectores”, ahí ya sembró la primera duda, después un código QR con la banda sonora de novela, haciendo del libro en sí, una experiencia en movimiento.
Si lees el libro acompañado de canciones como Fue de Manuel Carrasco o Lo noto, estás prácticamente en una serie de Netflix, protagonizada por Martha Hazas y Tristán Ulloa.
Por último, el nombre de ambos personajes: Alejandro y Alejandra. Ale y Ale. El lector tiene, por un lado, la posibilidad de elegir quién de los dos es el que añora esos días de noviazgo, cuando todo era divertido o buscar alguna pista, quizás algún error del escritor. para dar con el Ale correcto.
Yo que soy una lectora mañosa, me fui por la segunda opción, comencé a buscar al culpable, ya fuera desmembrado cada diálogo o detalles tan superfluos como la manera en que el hombre o la mujer se seca las lágrimas, porque sí, hasta en eso somos completamente opuestos, niéguenmelo.
La historia de amor en declive es cobijada —además— por la densa nieve del invierno español, una terraza con vistas a un parque solitario, unos columpios y una pareja de novios que mantiene la esperanza del amor de juventud. Los pleitos a la mínima provocación, las salidas fallidas con los amigos que tampoco soportan su vida conyugal, la crianza de un hijo pequeño, el engaño y el perdón.
Diría la también española Rocío Durcal “no cabe duda que es verdad que la costumbre es más fuerte que el amor”. ¿Lo es?, eso queridos hipócritas lectores se los dejo a ustedes, luego me cuentan.
Llegué al final del libro con lagrimita, sí, sí soy una sentimental de primera, una romántica, una digna señora lectora de novelas rosas, de esas que se leen —y se escriben— sin mayor propósito que pasar el rato.
Eloy Moreno conoce tanto a su público que, como cereza del pastel, deja su correo electrónico para que le cuentes tu experiencia. Lo hice, obviamente y, al día siguiente, ya estaba intercambiando correos con un best seller. ¡Qué maravilla! ¡Tipazo!
Lean Cuando era divertido, escríbanle a Eloy y escríbanme a mí también para saber el chismecito, les dejo mi correo y prometo responder: [email protected]