Definitivamente hablar de la conquista de la Gran Tenochtitlan presupone un tema álgido para muchos y que puede tener calificativos como: “el de encuentro de dos mundos” o desde la óptica de otros como de “choque de dos mundos” o porque no, el de “aplastamiento de un mundo por el otro”, pues si en algo estamos de acuerdo es que este encuentro o como se le quiera llamar no fue nada amistoso ni pacifico, sino cruento y deshumano en muchos aspectos, y no es que me quiera poner demagógico y darle al tema tintes políticos, pues para la tranquilidad del hipócrita lector, esto se encuentra sustentado por el material en su mayoría de origen misionero que presuponen las epístolas, relatos informes, etc. Que se tienen de los relatos de Fray Bernardino de Sahagún, Torquemada o Miguel del Barco entre otros, que sabemos ahora tenían (los conquistadores) derivado de su cosmovisión una forma muy distinta de concebir el mundo, por lo que tenían un deseo vehemente de “civilizar” a los “indios” y arrancarlos de su barbarie, modificar sus hábitos alimenticios e incorporarlos a la cultura cristiano-católica.
Es así que, de todos estos encuentros y desencuentros se dio origen a la actual gastronomía mexicana que es a bien una cocina mestiza, origen de ese encuentro o como le quieras llamar, pues para el asombro del hipócrita lector, muchos ingredientes que ha creído toda su vida son de origen mexicano o prehispánico son en realidad traídos del viejo mundo y porque no decirlo también, para el asombro de muchos “piojos que murieron en España y en México resucitaron, muchos de los platos que conforman su gastronomía no existirían sin los ingredientes que del nuevo mundo se llevaron los conquistadores al viejo mundo, citemos por ejemplo la tan popular tortilla de patatas o tortilla española, que se elabora a base de papa, aquel tubérculo que era considerado impuro y hasta de inferioridad para ser consumido, pero que en tiempos de la hambruna española salvo tantas vidas, recordemos el hecho de que no fue aceptada en tierras francesas tampoco por considerarla impura y hasta de poco valor por crecer bajo tierra, y que no fue hasta que Parmentier, un agrónomo parisino mando preparar un platillo a base de delgadas laminas de papa y en un tipo mil hojas y lo ofreció en un banquete para la realeza sin que los comensales supieran de que se trataba, una vez terminada la cena y agradeciendo el estupendo sabor del platillo mando el rey preguntar de que se trataba aquel exquisitez, a lo que Parmentier dijo que era la humilde papa, dando como resultado que por edicto real de mandase a cultivar papa por toda Francia.
Otro ejemplo de un ingrediente llevado a tierras europeas y que hoy por hoy es un ingrediente insustituible en muchos platillos, es el jitomate o mejor dicho “xitomatl”, palabra de origen náhuatl que significa tomate de ombligo, a lo que algunos historiadores refieren se debe a un significado un tanto más profundo, pues el jitomate es un elemento básico en la gastronomía prehispánica y es ese ombligo el que alimenta a través del cordón umbilical, dando una connotación ritual y sagrada al ingrediente, imagínese que seria de la pizza napolitana o de las pastas italianas, o el pan con tomate españolo el gazpacho andaluz sin este básico ingrediente llevado de tierras americanas al viejo mundo.
De estos y muchos insumos más estaremos comentando en próximas entregas.