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jueves, noviembre 21, 2024

Mañana en Flor

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La cultura Zapoteca se divide en tres grupos. Tienen tres variantes dialectales respectivamente. Están los zapotecos del Istmo de Tehuantepec, los zapotecos de la sierra norte de Oaxaca y los grupos de los valles centrales.  

El nombre con el que se autodenominan es Binnizá, debido a que los Mexicas los llamaban “zapotecatl” que podría traducirse como “gente que proviene de la Región de Teozapotlán” o “Lugar de los dioses”, según algunas fuentes.  

El nombre Binnizá resulta más interesante porque significa: “gente que proviene de las nubes”. 

La lengua de esta gran cultura pertenece al tronco lingüístico Oto-mangue. La lengua zapoteca se caracteriza por los tonos. Es un idioma tonal, lo que significa que una sola palabra puede significar varias cosas de acuerdo a la sílaba tónica que contenga y al tono en el que sea enunciado.  

Como todas las lenguas son metafóricas, el zapoteco no se queda atrás.  

Muy temprano se traduce como “Mañana en flor”. 

Conocí a Irma Pineda durante 2009, siendo directora de Escritores en Lenguas Indígenas ELIAC.  

Al momento de conocerla me impactó su porte tehuano, una excelente mezcla entre flores coloridas y contrastes. Recordé un par de libros cuando la escuché hablar. Noté en seguida el trayecto no tan tardío de su destino excepcional. Me obsequió un par de libros y tres revistas oaxaqueñas escritas únicamente en zapoteco.  

Ese día, entre bambalinas, volví a leer el nombre de Macario Matus, excelentísimo poeta oaxaqueño, precursor y formador de la futura y no tan subjetiva escuela de escritores en lenguas indígenas. 

En varias ocasiones volvíamos a encontrarnos con Irma, gracias a las sugerencias e iniciativas de mi mentor en literatura y pueblos originarios: Gerardo Pérez.  

Sin opciones latentes, cada que veía a Irma Pineda, me sucedía eso que le suele pasar a los fans prematuros. Quedarse pasmados. 

Indirectamente comencé una saga de ilustraciones sobre sus poemas, que la admiración aún no me permite mostrarle, a pesar de ya tener una cercanía más concreta y de haber coincidido en tantos recitales de poesía.  

En 2019, Irma fue nombrada Representante de los Pueblos Originarios de Latinoamérica y el Caribe ante la ONU. A lo largo de su enraizada carrera como defensora de los derechos humanos, ha sido traducida al inglés, italiano, portugués, catalán, entre otros idiomas. Su estilo es directo, contundente, algunas veces estremece entre la conciencia y la mentira. Otras veces desconcierta y da un golpe lapidando la indiferencia. La ceguera ante los hechos, ante el racismo y la discriminación. 

Otras veces acaricia las heridas y retuerce los recuerdos para estamparlos en los ojos, en las miradas, traduce aquellos sentimientos que no tienen nombre, y lo puede hacer en una frase.  

Hoy presento un poema de la valiosa poeta Irma Pineda. 

 

CUE’ YOO

Lú ti cue yoo nanda diidxa’, 

ti cue’ yoo qui riniibi, ruyadxisi 

zidi’di dxí. 

Cadi nacha’hui di iza ridi’di, 

runiná ladi ne ndaani cue’ yoo. 

Laa suguaa dxi si, 

ridie’ ladi, rácu gui’chi’ ne lari guie’, 

yagahuiini’ rusiéche laa, 

nécati, ma cadi nguécasi laa. 

Cusigápa 

guenda ruuna’ bicuezadxi tuuxa, 

guenda ruxidxi bireeyaande, 

xtidxi ca ni ranaxhii 

ne saa ladxidó’ca’. 

Nuu ni rizaaca qui riaanda, 

nuu diidxa’ qui riné di dxí laa, 

cáani cue’ yoo, 

Ladxidó’be. Gasti naca gutieú’ lú, 

nitiicasi gutieú’ qui suxiá xquenda redasilú’ be. 

Nannadxiichibe ni: 

ca iza ca qui rusiandaca’ guendananá 

xhísi binni riaa guibaniné laa. 

 

LA PARED

Una pared escurre historias, 

contempla fija, inmóvil, 

el paso lento de los días. 

El tiempo no es generoso, 

marca en la piel y lastima sus entrañas. 

La pared permanece, 

reviste de colores, cuadros, libros, 

las plantas la alegran, 

pero ya no puede ser la misma. 

Va guardando 

el eco de llantos contenidos 

y risas que desbordan, 

el gemir de los amantes, 

y el latido de sus corazones. 

Hay historias que no se olvidan, 

historias que el tiempo no puede llevarse, 

están escritas en la pared, 

en su corazón. Es inútil pintar, 

mil colores no borran su memoria. 

Ella bien lo sabe: 

no es que con el tiempo duela menos, 

es que uno se acostumbra a vivir con el dolor 

 

Memoria del Festival Internacional de Poesía de Medellín. Irma Pineda. 

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