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jueves, noviembre 21, 2024

Vivir / Living

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I. Vivir, de Akira Kurosawa

En contraposición a las películas rurales y de samuráis, como las célebres Rashõmon, Los siete samuráis o Kagemusha, el genial director japonés nos ofrece en su película Vivir (1952, protagonizada por Takashi Shimura), la historia del burócrata Kanji Watanabe, quien encabeza una sección burocrática municipal, donde se dedica a dejar pasar las solicitudes ciudadanas sin atenderlas. Vive con su hijo y su nuera. Su mujer murió y, a pesar del consejo de un buen amigo de que “rehiciera su vida”, no lo hizo para consagrarse a su vástago. 

Dolores insospechados lo llevan a visitar al médico y se entera que le quedan unos meses de vida. La crisis es brutal. El hombre incapaz de faltar a su deber deja de ir a trabajar durante varios días. 

Encuentra en un restaurante a un escritor joven, a quien pide que lo ayude a gastar su dinero. Le explica que es enfermo terminal, que tiene recursos, pero no sabe cómo gastarlos. Él lo lleva a distintos antros. En uno de esos bares, el pianista pregunta si el público desea alguna canción. El viejo levanta la mano, da el nombre de la pieza, que no conoce el pianista, pero lo acompaña con su instrumento. El momento es de alegría, de fin de semana. El señor Watanabe empieza a cantar “Enamórate, querido soltero / mientras tus labios estén aún rojos / y antes de que tu pasión se enfríe. / Porque el día de hoy nunca volverá / y esa es la única verdad”. El ambiente se vuelve taciturno; ya nadie quiere seguir bebiendo su cerveza.  

Los siguientes días invitará a una muchacha que conoció en la oficina a lugares que ella no puede pagar. Él es feliz viendo cómo goza degustando lo que él ya no puede comer. El amor a la vida de ella se comunica por ósmosis al viejo.  

Un día está en la casa, con la luz apagada, sombría como su ánimo. El hijo y la nuera llegan sin saber que está adentro. Se quejan de que ha retirado dinero del banco, de que “se está gastando SU dinero”. El señor Watanabe se da cuenta que no puede contar con su hijo. La muchacha se cansa de él; ya no quiere que la vean en su compañía. Después de haber probado la codicia del hijo, los antros a los que lo llevó el escritor y la comida y los juegos con la muchacha, el señor Watanabe regresa a la oficina. De su escritorio toma la solicitud de un grupo de mujeres que solicitan la construcción de un parque. Él las ha “bateado” a otras oficinas y esas otras oficinas han hecho lo mismo.  

Ahora será diferente. El señor Watanabe adopta el proyecto como la última oportunidad que le da la vida para dejar algo a los demás. Con humildad y paciencia, consigue su objetivo. Muere, como ya se sabía desde el principio. El policía que asiste a los servicios fúnebres se disculpa con el hijo y la nuera. Les confiesa que lo vio sentado en el columpio del parque, cantando solo, y pensó que estaba borracho. 

Sí, estaba borracho de alegría, cantando: Enamórate, querido soltero / mientras tus labios estén aún rojos / y antes de que tu pasión se enfríe. / Porque el día de hoy nunca volverá / y esa es la única verdad“. 

 

II. Living, la versión inglesa de 2022. 

Está en cine comercial, querido amigo que ves estas líneas en Hipócrita Lector, la nueva versión, protagonizada por el actor Bill Nighy, cuya soberbia actuación lo llevó a estar nominado en el Oscar como mejor actor en papel protagónico. La adaptación de la película de Kurosawa fue realizada ni más ni menos que por Kazuo Ishiguro, el Premio Nobel de Literatura de origen japonés. 

En la producción participan los herederos de Kurosawa, pero no sólo eso: hay un pequeño fragmento de Ikiru en Living 

No sólo la actuación de Nighy es sobresaliente. Aimee Lou Wood recrea a la perfección a esa mujer joven, un poco tonta, no muy bonita, pero que disfruta un pastel o un peluche como si fueran manjares y regalos de un nivel económico al que no puede acceder.   

Amigos: no se pierdan esta nueva versión de la película japonesa. Si tienen tiempo, vean el filme original, está en YouTube. Ambas obras son un canto a la vida y un antídoto a la depresión. Las dos nos hacen la pregunta: ¿Y cuál va a ser tu aportación a la humanidad antes de entregar el equipo?  

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