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jueves, noviembre 21, 2024

Del “comunismo” y el 2024

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El presidente, Andrés Manuel López Obrador, es un “comunista” sui generis o un “comunista” que no es comunista.  

(Las comillas son importantes, como lo es la fotografía en una película de Tarkovski.)  

Sus detractores no se ponen de acuerdo.  

Pero a la menor provocación lanzan la acusación:  

“El presidente es un comunista”.  

La cantaleta se repite en las marchas y en los tuits.  

“El presidente es un comunista”.  

Y en los periódicos del antiguo régimen, aparecen las noticias: 

“El presidente es un comunista”.  

*** 

Mientras a Andrés Manuel López Obrador lo acusan sus detractores de “comunista”, Elon Musk ya se comunicó con el presidente de la República para abordar la inversión de Tesla en México.  

El polémico empresario estadounidense, que compró Twitter, invertirá en México.  

Por supuesto, que esta información contradice todas las acusaciones de los detractores obradoristas que lo acusan de “comunista”.  

Los señalamientos y expresiones de los detractores de Andrés Manuel López Obrador, por lo menos en este tema, se han quedado sin una justificación para acusar al presidente de México de “comunista”.  

En un mundo en el que es más sencillo lanzar calificativos y epítetos que apelen a las emociones, acusar a alguien de “comunista”, con toda la carga ideológica y mercadológica que este calificativo trae, es lanzar el pastelazo.  

Pues por lo menos, para Elon Musk, Andrés Manuel López Obrador no es un “comunista”. 

O sí, sí lo es. 

Es un “comunista” que permite la inversión de la industria automotriz.   

Lo que se observa, más bien, es un presidente pragmático que aprovecha la cercanía con los Estados Unidos y el Tratado de Libre Comercio de Estados Unidos, Canadá y México, para atraer inversiones.  

Vamos a dejarlo así, para no contrariar a quienes acusan a López Obrador de “comunista”. 

Es un “comunista” que permite la inversión extranjera en México, y que aprovecha las ventajas del nearshoring. 

** 

Las elecciones ya se adelantaron.  

Los tiempos ya llegaron.  

La marcha del domingo fue una marcha, con una participación de muchos ciudadanos.  

Sin embargo, los partidos políticos opositores de la Cuarta Transformación aprovecharon la marcha para posicionarse electoralmente.  

Exhibieron sus posicionamientos políticos. 

Los partidos políticos de la derecha turnaron la marcha dominical en una precampaña adelantada.  

El 2024 ya llegó. 

La reforma electoral es la manzana de la discordia.  

Pero en el imaginario político, la disputa entre el obradorismo y la derecha llegó a las calles.  

(Por supuesto, que el debate es fundamental en una democracia.) 

La disputa por las redes sociales, por las primeras planas y por llenar las plazas para mostrar el músculo ya está ahí. 

Puebla no es la excepción.  

La marcha del domingo estimuló los deseos y la imaginación de la derecha para retornar al poder.  

El camino es largo, aún.  

Entre los desfiladeros y los oasis imaginarios en el desierto, transita la vida política hacia el 2024. 

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