Una nueva clase política esta en marcha en Puebla.
Camina por todos los rincones del estado.
Sus integrantes quieren explicar algo que es importante no olvidar.
Por ejemplo: Que pese a los días aciagos por el luto no hubo instante ni parpadeo de ingobernabilidad.
Tampoco hubo un ápice de vacío de poder.
Esa clase política quiere que la gente no se olvide de su gobernador Miguel Barbosa Huerta.
De su lucha contra la corrupción y la inseguridad.
De su ahínco por combatir la desigualdad, la pobreza.
De que su administración era un gobierno cercano a la gente.
Pero, sobre todo, esta nueva clase política quiere que en cada rincón del estado se sepa que hay un hombre que dará continuidad al legado barbosista.
Y que el encargado tiene nombre y apellido.
Se llama Sergio Salomón.
Y sus apellidos son Céspedes Peregrina.
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Este jueves 12 de enero, la región a la que sus primeros pobladores llamaron Hueytlalli y después la Corona española nombró como San Juan de los Llanos; la misma a la que la Re- forma terminó por darle su nombre final (Libres) vio caminar y escuchó a los hombres y mujeres que conforman la nueva clase política de Puebla.
También fue testigo la tierra milenaria del señorío de Mexcalcuautla. El mismo sitio que en el siglo XIV el rey Carlos I de España decidió darle como nombre: Teziutlán.
La tierra de Carlos Peredo Grau.
Y el área espiritual comanda- da por el arzobispo de Papantla, José Trinidad Zapata Ortiz.
Todos escucharon lo mismo. El mensaje único.
Somos una nueva clase política cercana a la gente.
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Hábil operador político, discreto y, sobre todo, humilde, Julio Miguel Huerta Gómez en cuatro años y cuatro meses se convirtió en el operador estrella de Miguel Barbosa Huerta. Eso le permitió granjearse la amistad y el cariño de alcaldes y líderes de todo el estado y de todas las expresiones política.
Con el deceso del exgobernador Barbosa, Julio se convirtió en el hombre fuerte del nuevo gobernador Sergio Salomón. Tienen apenas cuatro años y tres meses de conocerse, pero el trato que ambos se dispensan hace parecer que es una amistad forjada a fuego y azufre por décadas.
Julio Huerta sigue siendo el operador por excelencia del gobierno del estado, pero ahora desde la cabeza de la Secretaría de Gobernación estatal. Producto de su humildad y discreción hoy sus palabras resuenan con autoridad moral del que sabe el legado que la nueva clase política heredó.
Ayer, por ejemplo, tomó el micrófono y ante 7 mil personas de la región de Libres deshojó la margarita sobre los días de la nueva realidad política que vive Puebla.
¿Qué dijo?
Que hubo mal intencionados que pretendían ser injerencistas en los momentos aciagos por el duelo.
Que un grupo de legisladores dignos y patriotas, responsables y maduros, lo impidieron al designar a un hombre que es garantía de continuidad del trabajo de Miguel Barbosa Huerta. Que no hubo ni ha habido ningún vacío de poder en Puebla.
Que Puebla tiene gobernador para la segunda etapa del primer gobierno de izquierda en la entidad.
El pretexto fue el arranque del Programa de Fortalecimiento al Campo, pero el objetivo se cumplió.
El estallido de aplausos de las 7 mil almas reunidas en lo que se conocía como Villa de Libres, fue la firma del mensaje recibido.
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“Quiero agradecer la presencia de este gran presídium, en don- de encabeza el tema de mis es- timados secretarios, Julio Huerta, un gran hombre, amigo de los presidentes municipales, un gran secretario de Gobernación, en quien descansamos la paz y la gobernabilidad de nuestro esta- do, con mucho aprecio y cariño, mi querido Julio”.
Sergio Salomón Céspedes Peregrina dixit.
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Es jueves 11 de diciembre. En salón anexo de Casa Puebla más de 200 empresarios poblanos escucharon a los hombres que forman la nueva clase política poblana.
Escucharon en el gobernador Sergio Salomón Céspedes
Peregrina las mismas palabras que ha pronunciado ante los habitantes de las sierras Norte, Nororiental y Negra.
Algunos despistados pensaron que fue un evento organizado por un empresario.
En realidad, lo que vieron fue a la nueva clase política en acción y que está inscrita en una estructura de gobierno.
Son los nuevos tiempos.
Y éstos no permiten perdón ni olvido, pero sí puentes de entendimiento y diálogo.
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Sergio Salomón toma el micrófono y repentinamente la planta de energía alterna colapsa. Los 7 mil asistentes se miran unos a otros. Entre la multitud se escucha la voz de una mujer entrada en años: “¡Déjenlo hablar, cabrones!”.
Político de oficio, el gobernador toma un megáfono que le extienden. El primero suena muy quedo. Le acercan uno más. Y así, con el parlante en el brazo
y la pastilla del micrófono habla entre los campesinos.
“Vi ojos de esperanza”, confiaría horas más tarde.
Nadie se había percatado en ese momento, pero Sergio Salomón hizo lo mismo que la izquierda acostumbra en sus mítines: Ir megáfono en mano hablándole al pueblo.
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Ana Laura Altamirano es una mujer que aprendió de los gobiernos neoliberales todo lo que no se debe hacer en el campo y también aprendió a lo que sí se debe de apostar. Hoy es la secre- taria de Desarrollo Rural estatal y sus propuestas siempre tienen el corazón puro de la izquierda: ayudar a los que menos tienen, sin intermediarios ni moches de por medio.
“Quiero destacar a una gran poblana, una mujer que cono- ce del campo, porque ella viene emanada del surco, ella sabe trabajar la tierra y se ha especializado y, por eso, atiende con tanto fervor a todos los campesinos, porque se identifica, porque ve en ellos a parte de su familia y así es como ella atiende y di- rige hoy el futuro del campo poblano, con mucho aprecio y con mucho respeto, mi querida Ana Laura”.
Las palabras del gobernador provocan una lluvia de aplausos.
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El señorío de Mexcalcuautla es la tierra de la que nació Teziutlán. Una buena autoridad sabe que lo mismo es importante la obra pública como la defensa de la historia de tu propio pueblo. Carlos Peredo Grau lo sabe, por eso impulsó la construcción del atrio y de la plaza cívica de esa junta auxiliar. Cómo no hacerlo si el templo, dedicado a San Miguel, fue la primera iglesia fundada para darle vida a una comunidad.
El edil de Teziutlán invitó a Sergio Salomón a que fuera testigo de la obra y también de las palabras que tenía para el nuevo gobernador: Es un orgullo tener a un mandatario estatal que fue presidente municipal, por eso entiende a los pueblos y sabe que no hay distingos entre la ciudad y los pueblos.
Carlos Peredo no se equivocó con la invitación. Es más logró que el gobernador realizara seis de sus siete actos oficiales de la jornada del 12 de enero en Teziutlán.
Nada mal para dos hombres de poder que se dispensan un trato generoso y fraterno.
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Sí, hay una nueva clase política que camina por todos los rincones del estado.
Quiere llevar un mensaje importante.
Ayer, les tocó también a los alcaldes de la Sierra Nororiental. Son los primeros responsables de la seguridad de sus municipios y necesitan inversión, capacitación, equipamiento. Todo irá de la mano del gobierno del estado que los acompañará todo el tiempo.
¿El objetivo? Sergio Salomón tiene claro que para que Puebla avance necesita alcaldes profe- sionalizados. Ahí puso el ojo y pronto veremos los efectos de la bala estratégica.