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viernes, noviembre 22, 2024

Armenta y Monreal exhiben crisis política en unción de la nueva presidencia del Senado

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En un hecho inédito en la Cámara de Senadores, el poblano Alejandro Armenta Mier fue ungido como presidente de la Mesa Directiva en una tercera votación, lo que representó una derrota política contundente para el senador Ricardo Monreal Ávila, quien vio mermado su control y poder en la Cámara Alta.

Lo que en un principio pintaba como un triunfo del coordinador de la bancada de Morena sobre la oposición y un mensaje contundente de disidencia al presidente Andrés Manuel López Obrador, terminó en una crisis institucional del Senado de la República, que exhibió la falta de coordinación y consensos que el presidente de la Junta de Coordinación Política tiene con los coordinadores de los otros grupos políticos.

La narrativa se comenzó a gestar desde el inicio de la Reunión Plenaria del Grupo Parlamentario de Morena el 30 de agosto, una previa tradicional antes del inicio del año legislativo, donde el coordinador de la bancada lanzó la invitación a los secretarios de Estado para que asistieran y dieran sus expectativas sobre el próximo periodo de sesiones y lo que requieren de los senadores.

Sin embargo, fue aquí donde iniciaron los mensajes sicilianos, pues los principales titulares de las secretarías desairaron el llamado de Monreal Ávila para presentarse ante los senadores morenistas, iniciando por el titular de Gobernación, Adán Augusto López Hernández —aspirante a la candidatura presidencial por el partido obradorista—, y el presidente del Comité Ejecutivo Nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo.

El desaire fue secundado por los secretarios de la Defensa Nacional (Sedena), Luis Crescencio Sandoval; el comandante de la Guardia Nacional, Luis Rodríguez Bucio, y el subsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía Berdeja. La secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, notificó que no asistiría al encuentro porque el presidente López Obrador la llamó para un encuentro.

De los miembros del gabinete obradorista solamente se presentaron el titular de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, y la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier Carrillo, lo que evidenciaba una división en la bancada morenista y un distanciamiento con el primer magistrado de la nación.

Con este distanciamiento del presidente López Obrador llegó el coordinador de Morena en el Senado en la reunión del 31 de agosto, donde elegirían a su propuesta para presidir la Mesa Directiva en sustitución de Olga Sánchez Cordero para el segundo año legislativo.

Al inicio de la reunión, los senadores miembros de la denominada ala radical, José Narro Céspedes y Gabriel García Hernández —cercano a la presidenta del Consejo Nacional de Morena, Bertha Luján—, propusieron a Higinio Martínez Miranda como la “propuesta de unidad” de la bancada para presidir la Mesa, con la intención de restarle poder a Monreal Ávila en la Cámara.

No obstante, Armenta Mier —del grupo político de Monreal Ávila—, quien había alzado la mano desde abril de este año para el cargo, se opuso a dicho planteamiento y se propuso como candidato a la presidencia de la Mesa y, en una votación que duró más de una hora, el senador por Puebla se alzó con la victoria con 36 votos a favor frente a los 28 que había conseguido su compañero.

El resultado de la votación fue un balde de agua fría para el ala radical que solo le pudo arrebatar ocho de los senadores que tenía amarrados Monreal Ávila para hacerse del control de la Mesa Directiva, y en entrevistas y reuniones posteriores mandó el mensaje para dividir aún más la cercanía con López Obrador al enfatizar que velará para que el Senado mantener su separación del Poder Ejecutivo.

Monreal Ávila tenía el timón del poder en la Cámara Alta ante los desaires del gabinete del presidente López Obrador, se mantendría en la presidencia de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) y se haría de la Mesa Directiva. El Senado sería suyo.

Con lo que no contaba, era con el giro de 180 grados que daría la situación para ponerlo contra las cuerdas y poner en duda su poder en la Cámara de Senadores con la postura que tomó la oposición.

Al conocer la propuesta, que fue avalada por los senadores de Morena para presidir la Mesa Directiva, los coordinadores de las bancadas de Acción Nacional, Revolucionario Institucional, de la Revolución Democrática, Movimiento Ciudadano y del Grupo Plural rechazaron a Armenta Mier.

Los líderes del bloque de contención, incluso lanzaron una contrapropuesta: que Monreal Ávila sea el presidente de la Mesa Directiva, una jugada que lo pondría en jaque porque tendría que dejar la presidencia de la Jucopo a la oposición, por lo que se retrasó la sesión de la Junta Previa del Senado hasta las 19 horas.

Ya en la Junta Previa, con un quórum de 121 senadores, la votación transcurrió con normalidad, la bancada de Morena confiaba en que los votos de sus aliados, Verde Ecologista de México, Partido del Trabajo y Encuentro Social les darían los votos necesarios para obtener la mayoría simple de —al menos— 61 votos; sin embargo, algo no permitió que avanzara la sesión, el recuento de votos se repetía una y otra vez, las cuentas no salían para la mayoría.

La Mesa Directiva no cantaba el resultado, pues en un hecho inédito, los votos nulos superaron a la fórmula propuesta para presidir el Senado. Mientras Alejandro Armenta obtuvo 52 votos a favor, la oposición se coordinó para anular su voto, logrando 55 sufragios, lo que paralizó por un lapso la sesión.

Ante esto, la presidenta Olga Sánchez Cordero ordenó la repetición de la votación, aclarando que no se podían dejar las papeletas vacías, pues serían consideradas para sumarse a los votos a favor, lo que limitaba el voto a “en favor, en contra o nulo”, pero esto generó un nuevo caos.

Tras finalizar la segunda votación y realizarse el conteo de los votos, Armenta Mier se quedó en la orilla de la mayoría simple con apenas 60 votos a favor, a uno de lograrlo. Lo que no se esperaba la Mesa era la presentación de un voto diferenciado por parte de los legisladores para proponer a alguien más en la presidencia, destacando que 52 miembros de la oposición propusieron a Monreal Ávila para dicha posición.

Frente a este escenario, y con el reloj en su contra para conformar a la nueva Mesa Directiva, la presidencia llamó a una tercera votación con el temor de no lograrlo antes de las 24 horas del día, lo que forzaría a la formación de una Mesa con los legisladores más veteranos.

Cerca de las 23 horas, el resultado de la tercera votación terminó con las alarmas y ungió a un nuevo presidente de la Mesa Directiva del Senado: Alejandro Armenta Mier, el segundo poblano en hacerlo desde que lo hiciera el hoy gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta en 2012.

No obstante, su llegada presenta un escenario particular para la estabilidad política del Senado, pues de tener presidentes de la Mesa con una amplia mayoría de al menos más de 90 votos a favor, Armenta Mier llegaba con apenas 65 votos a su favor, lo que evidenció una falta de capacidad de negociación de Monreal Ávila que puso en riesgo la gobernabilidad de la Cámara.

Así, Ricardo Monreal Ávila pasó de ganarlo todo a perder a pesar de ganar

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