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jueves, noviembre 21, 2024

Zavala y el escándalo que viene

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El terrible feminicidio de la abogado Cecilia Monzón Pérez reveló lo que nadie hubiera podido imaginar: un político con la mente de un criminal que deseaba convertirse en gobernador de Puebla. Por fortuna el arribo a Casa Puebla nunca ocurrió y eso significó prácticamente el fin de la carrera política del oriundo de Pijijiapan, Chiapas. Ahora que se sabe hasta dónde es capaz de llegar este sujeto, quien estuvo plagado de sospechas de corrupción en su paso por las secretarías de Gobernación y de Desarrollo Social estatales, las autoridades estatales y ministeriales comenzaron a revisar las viejas denuncias que existen en contra de López Zavala, su hermano Filiberto Zavala, así como de toda su cofradía que hicieron un negocio de toda dependencia que caía en sus manos. En particular, las indagatorias están centradas el otorgamiento de preliberaciones a personas privadas de su libertad pese a que carecían de ese beneficio al estar involucrados en delitos graves (dígase secuestradores, narcomenudistas, violadores). Se estima que son 10 casos documentados por lo que se cobraron 30 mil pesos por año de condena liberada. ¿Será? 

 

MORENA, UNA GUERRA DE NUNCA ACABAR

Hace unos años, cuando los columnistas nacionales hacían referencia a los graves problemas que vivía el PRD, muchos coincidían que, si bien podría haber muchas causas, uno era prioritario: sus militantes. Morena no lleva ni un sexenio de vida y parece que esa es la mejor forma de describirlo. La convocatoria para integrar el Consejo Nacional y de ahí renovar las dirigencias estatales en todo el país reavivó las diferencias y peleas internas entre los diferentes grupos, pero todavía más radicalizado por la adelantada sucesión presidencial. El partido, así pues, se convirtió en la caja de resonancia rumbo a 2024. Sin duda habrá sorpresas. Muchas estrategias se cocinan alrededor de la elección de los nuevos líderes nacionales y locales. Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López Hernández y Marcelo Ebrard Casaubón tendrán la difícil tarea de aglutinar respaldos, pactar con el diablo y demostrar músculo. La estructura de Morena pasa por la fortaleza de las corcholatas y es ahí en donde se espera que la lucha sea encarnizada. En el caso de Puebla, los grupos nacionales tienen la oportunidad de dejar que las cosas queden en manos del epicentro del poder o ser unos fracasados permanente, incapaces de ganar siquiera la votación de los comités de padres de familia de la escuelas de sus hijos.  

 

PRECOCUPACIÓN YUNQUISTA

Cada día que pasa, el grupo confesional del Yunque cae en cuenta que sus intenciones por llegar a la gubernatura son escasas. De entrada, su supuesta mejor carta, Eduardo Rivera Pérez, va en picada al sumar negativos por sus terrible actuación al frente del Ayuntamiento de Puebla. Otro factor es que la cuota de género será crucial para definir al abanderado. En más de una mesa, los yunquistas dejan en claro que, si hay candidata, entonces, será Guadalupe Arrubarrena García, la actual síndico municipal y quien podrá ser integrante de un familia de rancio abolengo, pero en los hechos es una aprendiz de la política. Contrario a lo que creía, Mónica Rodríguez Della Vecchia no es bien vista para esa posición. Es considerada, pero para la presidencia municipal capitalina. Descarte por completo a Ana Teresa Aranda Orozco y a Augusta Valentina Díaz de Rivera. La primera está vetada por el Comité Ejecutivo Nacional del PAN y la segunda no tiene la fortaleza electoral suficiente. Todos los tiradores comenzaron a preocuparse por Genoveva Huerta Villegas, quien ha declarado su interés por buscar la nominación no tiene garantía de que así sea. Su verdadera fuerza, en este momento, radica en el respaldo que tiene en el interior del estado y su tenacidad por no soltar todas aquellas estructuras que amasó en la pasada elección de la dirigencia estatal.  

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