El Museo del Louvre permaneció cerrado este lunes tras el espectacular robo de ocho joyas pertenecientes a la antigua corona de Francia, perpetrado la víspera por un grupo de cuatro personas que actuó a plena luz del día dentro del recinto.
El asalto ocurrió alrededor de las 09:30 horas del domingo, cuando el museo ya había abierto sus puertas al público. Los ladrones, armados con una pequeña motosierra, rompieron varias vitrinas y sustrajeron las joyas en una operación que duró menos de siete minutos, informaron fuentes policiales a la agencia AFP.
Entre las piezas robadas figuran el collar de zafiros y diamantes de la reina María Amelia, la diadema de la emperatriz Eugenia —compuesta por cerca de 2,000 diamantes— y el collar de esmeraldas de María Luisa, adornado con 32 esmeraldas y más de 1,100 diamantes, todas obras maestras del siglo XIX que formaban parte del tesoro real francés.
Un portavoz del museo confirmó que el Louvre no abrió sus puertas este lunes debido a las labores de investigación y peritaje, y señaló que se trabaja “en estrecha coordinación con las autoridades judiciales y policiales”.
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, reconoció públicamente la gravedad del hecho y admitió que las autoridades “fallaron” en proteger el museo más visitado del mundo.
“Los ladrones fueron capaces de colocar un montacargas en plena vía pública, hacer subir a personas en cuestión de minutos, extraer joyas de valor inestimable y proyectar una imagen deplorable de Francia”, declaró Darmanin en entrevista con France Inter.
El presidente Emmanuel Macron reaccionó desde su cuenta en X, donde aseguró que “las obras serán recuperadas y los autores llevados ante la justicia”, en un mensaje que buscó contener el impacto reputacional que el robo ha generado en el país y a nivel internacional.
Las autoridades parisinas desplegaron un amplio dispositivo de búsqueda en torno al museo y zonas cercanas al río Sena. Cámaras de seguridad del Louvre y de la Prefectura de Policía están siendo analizadas para rastrear el recorrido de los asaltantes, quienes habrían escapado en un vehículo que los esperaba a pocos metros del recinto.
De acuerdo con fuentes citadas por medios franceses, el grupo habría planificado el atraco con precisión quirúrgica, aprovechando una hora de gran afluencia turística para confundirse entre los visitantes y reducir el tiempo de respuesta del personal de seguridad.
El robo de las joyas de la corona francesa es considerado uno de los más graves atentados contra el patrimonio cultural del país en décadas, y revive el debate sobre la seguridad en los grandes museos europeos frente a redes internacionales de tráfico de arte y joyas.