La fragmentación de viejos cárteles del crimen organizado del país ha provocado que Puebla se encuentre rodeada por al menos cuatro organizaciones criminales violentas, algunos con operaciones dentro de la entidad y otros con sede en estados colindantes y que ingresan a Puebla solamente para atracar.
Las ramificaciones del Cártel de Los Zetas, del Cartel del Golfo y de la Organización de los Beltrán Leyva tienen rodeada a la entidad poblana y han radicalizado delitos como la trata de personas, el secuestro y la extorsión.
De acuerdo con el reportaje Las nuevas facciones criminales detrás de la violencia en México, del portal InSight Crime, de las organizaciones con más tiempo operando en el país –Cártel de Juárez, Los Zetas, Cártel del Golfo, Cártel de Sinaloa, Cártel de Jalisco Nueva Generación, la Familia Michoacana, Los Caballeros Templarios y los Beltrán Leyva– han segmentado en siete nuevas facciones con presencia en más de un estado cada una.
El claro ejemplo de la presencia de las nuevas células del crimen organizado es la de Los Rojos, la ramificación de los Beltrán Leyva, que se han expandido por la región centro del país, y que en Puebla han establecido sus operaciones en la zona de la Mixteca Poblana en los últimos meses.
Su último acto de presencia en la entidad fue la ejecución del director de seguridad del municipio de Acatlán, Héctor García Álvarez, y su esposa el pasado 22 de abril.
La investigación del medio de comunicación señala que dicha organización criminal,
fue fundada por Jesús Nava Romero, alias El Rojo, lugarteniente de los Beltrán Leyva que operaba las rutas de tránsito de drogas de Guerrero a Morelos, sin embargo, fue abatido por la Marina en 2009 y la organización fue heredada por su sobrino, Zenén Nava, además de Santiago Mazari, capturados entre julio y agosto de 2019, por lo que en este momento no tendrían un líder claro.
Además de Puebla, Los Rojos tienen presencia en el estado de Morelos, Estado de México y la sierra de Guerrero. Se les ha relacionado con la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, y sus principales rivales por la plaza son los Guerreros Unidos y Los Ardillos.
Dentro de la entidad, la organización ha sido identificada principalmente con delitos como el tráfico de heroína, el secuestro, la extorsión y la trata de personas, además de que medios locales los han relacionado en los últimos meses con delitos como el robo de huachicol.
En mayo de 2021, Los Rojos sufrieron un golpe a su estructura con la detención de seis de sus integrantes en los municipios de Atlixco y Chiautla de Tapia por estar relacionadas con el narcomenudeo, secuestros, robo de vehículos y extorsión en la región, así como la ejecución de dos policías estatales.
Además de Los Rojos, Puebla está bajo el asedio de otras dos organizaciones que se asentaron en estados al norte de la entidad –Hidalgo y Veracruz–: Grupo Sombra y Zetas Vieja Escuela.
El cártel Zetas Vieja Escuela, dedicada al tráfico de cocaína y de marihuana, se ubica en el norte de Veracruz y emanó de la guerra desatada entre Los Zetas y el Cártel del Golfo. Su presunto líder es José Guizar Valencia, alias Z-43, junto con desertores, y tomaron el nombre para apropiarse del negocio del narcotráfico.
El Z-43 fue capturado en febrero de 2018 en la Ciudad de México y actualmente el grupo es liderado por Antonio Salas Perea, alias Chihuas.
En tanto, el cártel Grupo Sombra se originó en 2017 como una extensión del Cartel del Golfo, su mayor presencia se encuentra en el norte de Veracruz y en municipios de Hidalgo y San Luis Potosí.
Esta organización criminal se encuentra presuntamente ligada a los delitos de tráfico de migrantes, trata de personas, robo de combustible, narcomenudeo, secuestro y extorsión, principalmente.
El grupo criminal se identifica por utilizar técnicas de extrema violencia difundidas en video, o con acciones como dejar los cadáveres en la vía pública; han rivalizado en los últimos años con los Zetas Vieja Escuela y el Cártel Jalisco Nueva Generación, y se han aliado con el Cartel de Santa Rosa de Lima para frenar las incursiones de los grupos enemigos.
