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domingo, abril 27, 2025

Chocan paristas y universitarios por el acceso a CU

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Era una mañana tensa en la entrada de la Facultad de Administración de la BUAP. Afuera de la Puerta 14 de Ciudad Universitaria el ambiente de incertidumbre se mezclaba con la impaciencia. Un grupo de estudiantes esperaba llegar a un acuerdo para resolver el conflicto y poner fin al paro que mantiene cerradas las instalaciones.

Una estudiante de Administración, decidida y con voz firme, pedía que se permitiera el acceso a los directivos. Su objetivo era claro: leer las peticiones, dialogar y alcanzar una solución que devolviera la normalidad a la universidad.

—Así como ustedes tomaron la universidad para manifestarse, nosotros queremos hacer uso de nuestras instalaciones —reclamó.

Frente a ella, presuntos integrantes de Antorcha Campesina le impedían el paso a los directivos; mientras que una vocera del paro, estudiante de Arquitectura, se mantuvo firme:

—Es un tema de protocolo. Solo pueden ingresar estudiantes, por seguridad.

Pero los universitarios de Administración no estaban dispuestos a aceptar ese argumento. Ya habían tenido una asamblea, ya habían acordado que los directivos debían ingresar para escuchar las demandas y negociar una salida.

—El acuerdo se tomó a las 10 de la mañana. Ustedes no estaban enterados porque no participaron —reclamó la estudiante.

El cruce de palabras subió de tono. Mientras los paristas insistían en que no podían dejar entrar a los directivos sin seguir sus protocolos, entre estos, que se presentara su vocero. Los universitarios de Administración se preguntaban: ¿quién decide las reglas en este paro?

—Ni siquiera sabes cómo están distribuidos los voceros, y ahora me reclamas por querer meter a un montón de personas —dijo uno de los paristas.

—¿Montón de personas? ¡Es el doctor Aurelio, el director, y la doctora Olga, la abogada general! —respondió la estudiante, molesta ante la resistencia.

—Si tuvieras idea del riesgo que hemos evitado haciendo el protocolo… —agregó la parista.

—¿Como cuando se difundió el video de alguien persiguiendo y agrediendo a alumnos? —cuestionó la estudiante.

—No solo eso, hay muchas cosas que no hemos difundido para no generar miedo.

—¿Por su pésima organización? —insistió la estudiante.

—Por nuestra pésima organización —respondió la parista con ironía—. Hemos decomisado una caja de navajas, cuchillos y demás.

—Pero nosotros ya fuimos revisados, solo queremos que ingresen, que se les haga revisión y presenten su INE —insistió la estudiante.

—Para eso tenemos compañeros comisionados en las puertas, para que hagan el trabajo como debe de ser —contestó otro parista—. Como te repito, esto se hace por protocolo para evitar caos y desinformación.

El diálogo dejó en evidencia la grieta dentro del movimiento. De un lado, estudiantes que buscan recuperar sus espacios y negociar el fin del paro. Del otro, un grupo que controla los accesos y que, según muchas voces, ya no representa solo intereses estudiantiles, sino políticos, pues buscan incidir en la próxima elección de rector.

El director, el Dr. José Aurelio Cruz, intentó calmar la tensión:

—Todos somos universitarios y estamos aquí para salir adelante. Les propongo que venga el vocero de la facultad para respetar su protocolo y evitar confrontaciones.

Pero la respuesta dejó aún más dudas en el aire.

—Si no saben ni quiénes son los voceros, no tienen control —dijo uno de los estudiantes de Administración.

El momento reflejó lo que muchos han señalado en los últimos días: el paro, que comenzó con exigencias académicas legítimas, ha sido tomado por intereses ajenos. La exigencia de los universitarios era clara: abrir el diálogo, permitir el ingreso de los directivos y encontrar una solución.

Pero la respuesta fue la misma: “Protocolo“.

El acceso seguía restringido. El conflicto, lejos de resolverse, parecía ahondar más la división dentro de la comunidad universitaria.

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