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martes, abril 1, 2025

Hoy empiezo una nueva vida

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Hoy empiezo una nueva vida

La de ayer se terminó

Ésta va a ser mucho más vivida

Será mil veces mejor

 

Había cosas que yo no entendía

En realidad no era yo

Las miraba entre fantasías

No les hallaba valor

 

Todo me parecía tan extraño

No me conocía bien

Me da gusto ver que soy humano

Y que es válido crecer

 

Siempre, al comienzo de un año, la mayor parte de la gente tiene un auténtico deseo de cambiar para mejorar.

Establece propósitos y grandes objetivos para el año que empieza pero por lo general no los consigue.

Debe haber algún motivo para su incumplimiento y creo tener algunos puntos que engloban la diferencia entre el cumplimiento y los deseos.

Es la concreción: esto es, la especificación de los mismos. Si no definimos específicamente lo que deseamos a través de un objetivo que reúna las características que los estudiosos han definido para tal fin, difícilmente nos pondremos de acuerdo respecto a la diferencia entre un propósito (abstracto) y un  objetivo (concreto). Aquí recordé a Karel Kosik en su “Dialéctica de lo concreto”.

La diferencia entre un propósito y un objetivo es muy clara: el propósito se queda en el aire y el objetivo lleva el 50% de su consecución si está bien definido.

Ejemplo: Me encuentro a un amigo en el centro de la Ciudad de México al cual tenía años de no ver, desde antes de la pandemia.

Nos da mucho gusto el encuentro no planeado e inesperado.

Nos damos un fuerte abrazo al reconocernos en la calle y empezamos a platicar de cómo nos ha ido en los últimos años (desde que nos dejamos de ver) y pasamos a las anécdotas de los años mozos.

Después de un tiempo cortísimo, que nunca es suficiente en estos casos, nos despedimos con otro fuerte abrazo y con la promesa de volvernos a ver.

¿Tienes el mismo teléfono?, le pregunto, a lo que responde con un ¡dame tu teléfono para llamarte en este momento y que queden registrados ambos número!

Nos despedimos con una gran sonrisa sincera y nos vamos con la promesa de llamarnos algún día para tomarnos un café.

Ese día nunca llega, salvo que los astros se agrupen de cierta forma y coincidamos de nuevo con base en los misterios de los sincrodestinos.

Muy distinto es cuando planteamos nuestro objetivo en forma específica, realista y alcanzable, medible, limitada por el tiempo y centrada en resultados.

Ejemplo: ¿Qué te parece si nos vemos el sábado 29 de marzo de este año, en el Sambors de los azulejos, a las 10 de la mañana?

El primer caso, queda a la deriva, en el segundo, hay más probabilidades de su cumplimento.

No es por demás recordar estas elementales diferencias entre el vacío y la definición clara y específica.

Hoy empiezo una nueva vida.

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