¿Alguna vez las empresas encuestadoras fueron verdaderos instrumentos de medición?
¿O siempre fueron parte de la propaganda?
¿El difundir mentiras con 30 o 40 puntos de ventaja a favor de uno u otro candidato trae como consecuencia que la gente no salga a votar y de esa manera sirvan los operativos electorales de los partidos?
¿Cuánto cobra una empresa encuestadora por hacer un trabajo profesional?
¿Cuánto cobra por mentir al electorado?
¿Los pagos a las empresas encuestadoras de parte de los partidos políticos son por transferencia?
¿Hay facturas reportadas en el SAT?
¿Se contabiliza en los organismos electorales como gastos de campaña?
¿Todo es en efectivo?
Desde las pre-pre-pre-campañas, las empresas encuestadoras han jugado un papel clave para construir una narrativa. El problema es que, se parecen a los medios de comunicación, que ya nadie les cree, pero siguen publicando.
Por eso se entiende el cinismo de Roy Campos cuando dice: “La encuesta que más se acerca al resultado no es necesariamente la mejor encuesta…”
O el mea culpa del periódico Reforma, tratando de justificar sus números tan exorbitantes.
El próximo domingo entre las ocho y las diez de la noche prepárense para hacer la mayor cantidad de trompetillas a las compañías encuestadoras que más mintieron en este proceso electoral.
Las hay nacionales y locales.
Además de la necesaria trompetilla, habrá que elaborar un padrón de la ignominia.
La mentira repetida muchas veces se convierte en verdad y esa era la dinámica de dichas compañías, mentir, mentir, mentir, confundir al electorado, generar apatía, mentir, hacer dudar al ciudadano promedio, mentir, promover la idea de que los comicios son un mero trámite y el dicho ese del arroz cocido y mentir.
Aunque existan los programas sociales, hay un desgaste del poder. En el 2018 se votó contra el PRI y el PAN y las clases medias se sumaron al llamado de López Obrador, pero esas clases medias ya no piensan necesariamente igual, sintieron que les quedaron debiendo.
Las que más van a perder son las empresas encuestadoras.
Y es que habrá quienes nos dediquemos a exhibirlas por incumplimiento de contrato, porque o engañaron a quien los contrató o a los ciudadanos, en ambos casos se llama fraude. No cobraron tres pesos por elaborar sus estudios, hay quien dice que van desde los 150 mil por encuesta al millón de pesos.
Y vaya que se llenaron los bolsillos para que fueran exhibidas en redes sociales, ahí sin pagar un solo peso.
En este proceso electoral, la encuestadora que más cuestionaron los opinadores fue Massive Caller, pero fue la más arriesgada. Y esa o se consagra o se queda en el olvido, pero hubo otras empresas que también se salieron del guion establecido y fueron más en redes sociales, pero de eso se hablará la otra semana.
Ni perra idea versión 2.0
El martes pasado publicamos que la periodista Adriana Colchado presentará un nuevo portal llamado Ni perra idea, pues le adelantamos que el próximo lunes 3, mientras ustedes están leyendo y releyendo los resultados del PREP, ella presentará una entrevista con Dinhora Gali. Y dicen, no lo sé, que va a estar picante.