Una de las grandes incógnitas del 2024 será el comportamiento de los medios de comunicación durante el proceso electoral más grande de la historia.
Hay dueños y directores (y hasta casas encuestadoras) que juraron amor eterno a Alejandro Armenta y a Eduardo Rivera durante el 2023. Seguramente, hoy 18 de diciembre del 2023, muchos insisten en subirse a un alambre, tomar una vara y caminar como malabaristas en pleno acto circense.
No es una crítica lo que hacemos aquí, es más bien un acto de admiración, porque, aunque en la teoría y en el discurso los medios deberían ser “objetivos” la realidad es que nadie lo es, el ser humano es subjetivo por su propia naturaleza; es más, no existe el personaje químicamente puro, más bien somos químicamente impuros. Lo que sí podría existir y no todos los días es el equilibrio, solo que mantenerlo por los intereses económicos y políticos es extremadamente difícil.
Hasta los integrantes del Huarachito venceremos tienen sus intereses y sus candidatos, sus luchas y sus contratos; todo es legítimo, solo que, algunos de ellos lo hacen —quién lo diría— con golpe de pecho.
Pero regresemos al punto original de esta columna, ¿cómo le harán algunos periodistas o dueños de algunos medios que les fue bien con Eduardo Rivera, pero que ahora no quieren atacar al senador Armenta?
¿Habrá un punto en el que se definan? O será que verdaderamente actuarán de manera muy equilibrada y evitarán juicios en columnas de prensa. La ventaja de los medios electrónicos como radio y televisión es que la mayoría solo son lectores de noticias y los guiones ya están hechos. Y resaltamos la palabra, la mayoría, porque como en todo hay sus honrosas excepciones.
Habrá a quien le funcione la estrategia de solo consignar lo que dicen y los actos de ambos personajes, solo que hacerlo en exceso podría ser como replicar todos los días un boletín de prensa.
Ahora, cada uno es libre de escribir lo que considere necesario, lo que de acuerdo con su convicción y su conveniencia le dicte (y en ambos casos es legítimo), solo que será interesante observar cómo llevarían una línea editorial.
Y eso es a nivel estatal, pero qué harían muchos de los escribientes si la contienda por la alcaldía se cierra entre Pepe Chedraui, por Morena (y su autollamada megacoalición), y Mario Riestra, por el Frente.
Si fueran hoy las elecciones constitucionales, no habría duda que el triunfador sería Alejandro Armenta sobre Eduardo Rivera, por varias razones: la primera es la fuerza de López Obrador que carga como todo un Pípila la estructura del partido guinda; segundo lugar, la oposición a Morena cada vez se pulveriza más y sus precampañas no levantan, no emocionan, no entran en la psique de los ciudadanos como una opción de cambio.
Tercer punto (no menos importante), Alejandro Armenta lleva años armando una estructura estatal. Ya cicatrizó las heridas que surgieron en su partido por la contienda interna. Quien más ha aprovechado el momento es Armenta.
Rivera Pérez se apostará solo por el voto antiobrador, que existe y es silencioso, pero difícilmente, aunque no imposible, genere una ola para derrocar a Morena a nivel estatal.
Con base en esos puntos, nuevamente haremos la pregunta ¿cómo se comportará la prensa local? ¿Serán muy “equilibrados”?
Un tema que deberá analizarse, sea cual sea el resultado, una vez que concluya el proceso comicial del 2024, ahorita a vísperas de la navidad, solo genera ansiedades en todos (mejor dicho) en toooooodos los actores políticos.
Mejor, como dirían los estridentistas: apaguemos el sol de un sombrerazo y que viva el mole de guajolote.