El tema no es menor y es por eso por lo que, desde que arrancó el año, el gobierno del estado comenzó a apretar las tuercas en materia de seguridad.
De hecho, un mensaje de la nueva fiscal, Idamis Pastor Betancourt, llamó la atención al inicio de esta semana, pues subió un video a redes sociales en el que ordenó a todos los Ministerios Públicos de toda la entidad a aceptar todas las denuncias que se presenten.
Fue un llamado a que no peluseen (acción y verbo de pelusear; tratar como pelusa, discriminar, mugrosear) a los ciudadanos, como ha ocurrido desde tiempos inmemoriales.
Cuántas veces nos hemos enterado que una mujer que va a presentar una denuncia contra un violador o alguien que intentó hacerlo, que el o la Ministerio Público con chicle en la boca le diga a la víctima: “pues es que como viene vestida, seguro lo provocó”. O que maltraten a un activista de la comunidad LGBTQ+ o de plano que no quieran atender al denunciante.
Y si bien, la Fiscalía General del estado es autónoma (así lo dice la ley y queremos creerle) trabaja en conjunto por un tema de estrategia con el gobernador y con el titular de la Secretaría de Seguridad Pública en la entidad.
No es que Puebla fuera un ejemplo a seguir en materia de seguridad, pero eran casos (en ese entonces sí) aislados. Los diarios de nota roja eran pocos, no como ahorita que pululan.
Todo se derrumbó, como diría la canción de Emanuel, desde que salió Rafael Moreno Valle del gobierno, porque le dio poca autoridad a su sucesor al dejarlo un año ocho meses, porque falleció la gobernadora y porque tuvimos una fila de gobernadores que provocaron que los mañosos no tuvieran miedo, además, los alcaldes que gobernaron cinco años y meses se amafiaron, se volvieron cómplices del crimen en sus comunidades y eso empoderó a las bandas de delincuentes.
Con tanto gobernador y con tantos cambios fue imposible dar manotazos y ajustar cuentas. El reto de Alejandro Armenta Mier no es nada sencillo porque debe bajar la percepción de violencia en el estado y, por ende, principalmente en la capital y la zona conurbada.
Otro de los retos del nuevo gobernador poblano es controlar a los presidentes municipales para que no busquen alianzas con los mañosos, pues son los ediles quienes rompen el pacto de la seguridad. Muchos incidentes que han ocurrido en el estado se han visto involucrados en crímenes.
Por ello, Armenta todos los días desde que arrancó su sexenio, pero sobre todo desde que inició el año, ha llamado a todos los jefes policiacos (incluida la nueva fiscal) a coordinarse para verdaderamente disminuir tanto el crimen como la percepción de inseguridad.
No es con slogans y con videos con lo que se disminuye la delincuencia, es con hechos concretos, inteligencia y estrategia, mucha estrategia. El hecho de que tengamos un gobernador de seis años es que eso ahuyentará a las bandas que se han querido apropiar de la plaza poblana.