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jueves, diciembre 5, 2024

El panismo poblano y el robo del siglo

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El grupo de Eduardo Rivera Pérez está en serios problemas.

Fueron ellos quienes filtraron los datos del préstamo de casi 600 millones de pesos que solicitarían para dejarle el pasivo a su sucesor José Chedraui Budib. Fueron ellos quienes incumplieron los acuerdos. Se les olvidó una regla no escrita: no se puede traicionar a un cómplice.

Bueno, bueno, a ver, a ver, tampoco es una noticia decir que el Yunque por su naturaleza incumple acuerdos, desconoce amigos, avienta a otros al cadalso antes de enfrentar a la justicia.

Para ellos, para su secta, la casa nunca pierde.

Algo no hicieron bien los tres años que gobernaron la Angelópolis, quizá repartieron mucho dinero en convenios de publicidad y en obras o servicios, pero de nada les sirvió, porque la percepción es que hay un faltante de 600 millones de pesos.

¿Cómo se le hace para desaparecer 600 millones de pesos a unos días de la entrega del poder?

Muchos casos han sido calificados como el robo del siglo, pero este también parecería ser el robo del siglo.

Desde hace tiempo, ya se había documentado, por ejemplo, la compra millonaria de tortas y hamburguesas por parte del entonces secretario de Administración, Bernardo Arrubarena. De tanta torta y hamburguesa que contrataron que sus triglicéridos estarían por la gloria.

¿Qué sigue para el panismo de Adán Domínguez y sus secuaces? El siguiente paso (como ocurrió durante el morenovallismo) es tirarse al piso y acusar de persecución política. Saldrán con el clásico “si tienen pruebas que las presenten”. El problema es que el alcalde Chedraui ya salió a decir: que cada vez encuentran más pruebas y al parecer van más allá de los errores humanos o administrativos. Todo apunta que sí hubo daño al erario.

Su problema es que Miguel Barbosa Huerta ya no está para cuidarlos y, para colmo, fueron los albiazules como el alcalde sustituto Adán Domínguez y la senadora Ana Teresa Aranda quienes recordaron el escandaloso caso Accendo (sugerido, por cierto, por un panista), provocando que, lo que queda del barbosismo, también se moleste con ellos y los desconozca.

Su última apuesta es mantener el control del PAN estatal y una secretaría en el CEN albiazul, pues así creen que pueden negociar algún tipo de inmunidad o impunidad con la nueva administración que asume el poder en diciembre, sólo que el próximo gobierno no los necesita, pues mantiene una mayoría en su Congreso estatal y a nivel federal cuentan con el total respaldo de la presidenta Claudia Sheinbaum.

No habría ninguna razón válida para no armar las carpetas de investigación, de ser necesario, y en caso de demostrar que sí hubo daño patrimonial, sería, además, una extraordinaria oportunidad para descabezar a la oposición.

Algunos panistas querrán meter discordia entre gobiernos estatales y municipales, una situación que no se avizora en el corto plazo. No necesitan de la oposición para presionar, en última instancia. Y no se van a prestar a que las diferencias, en caso de existir, sean utilizadas para favorecer a la oposición en el 2027.

¿Cuántos empresarios estarían dispuestos a relatar cuánto dinero en efectivo entregaron para no ser clausurados por el área de Normatividad?

Es pregunta, porque según Enrique Guevara no
cobraron ni un solo peso para evitar clausuras
o para quitar sellos, pero ¿y si hay comerciantes
que se sienten agraviados?

La verdad es que el grupo de Eduardo Rivera no la tiene sencilla y quizá ocurra el fenómeno de que se acusen mutuamente para salvarse. Quizá, eso sí, logren imponer a Felipe Velázquez en la dirección de su partido, pero sería una representación pírrica, porque el panismo poblano de hoy está totalmente dividido.

Golpe a golpe y verso a verso, como diría el poeta, cosechan lo que han sembrado.

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