15.2 C
Puebla
sábado, septiembre 28, 2024

A disfrutar lo votado

Más leídas

Nunca digan que no se los dijimos, porque sí se los dijimos.

La Sala Regional de la Ciudad de México del
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación multó con 7.4 millones de pesos a la dirigencia panista que encabeza Augusta Díaz de
Rivera por deficiencias en la fiscalización del proceso electoral.

Repetimos: nunca digan que no se les advirtió porque sí se les advirtió.

Desde hace más de tres años, se comentó sobre
los riesgos de quien asumía la dirección de ese
partido. Se dijo que el sello de la casa era incumplir acuerdos, pero ganó la inmediatez, la necesidad, regresar al poder después de que el morenovallismo se apoderó del partido desde la salida de Juan Carlos Mondragón de las oficinas del PAN.

Y es que como bien dijo Díaz de Rivera: ya tendrán que pagar la multa los que lleguen a su cargo.

Así de fácil, así de sencillo, ya sea que se quede
la deuda en el mismo grupo político como es el
caso de Adán Domínguez o que se la hereden a
sus adversarios internos como son Mónica Rodríguez Della Vecchia, Mario Riestra o Rafael Micalco.

Aunque lo de menos son los presidentes, sino los
comités municipales, sus organizaciones o grupos
internos y sus empleados, porque al pagar esa cantidad quienes tendrán que sufrir las consecuencias son los trabajadores de ese partido.

¿Acaso en la revisión que se hizo de por qué perdieron los comicios del pasado 2 de junio y que presentaron frente a su Consejo incluyeron errores
administrativos?, ¿pagos sin justificar?, ¿gastos sin
facturas?, ¿probable daño patrimonial?

No que haya trascendido.

Así que también se ocultó información a los integrantes del Consejo Estatal, pues no les advirtieron a sus correligionarios que los organismos
electorales habían detectado las deficiencias en
el manejo de sus recursos, en la comprobación de
gastos, en la fiscalización.

Y, sin temor a equivocarnos, la dirigencia ya lo sabía. Conocían sus pecados, pero los escondieron debajo de la alfombra.

Vaya bomba de tiempo.

¿Con qué cara pedirán el voto en el 2027?

¿Con qué cara buscan expulsar a los que fueron a los brazos de Morena? ¿Con qué calidad moral se atreven a cuestionar si internamente les impusieron una multa millonaria?

De Yunes está el reino de los cielos, sin duda alguna.

Pero el PAN es como la mayoría de los mexicanos: tienen una memoria selectiva y se les olvidará fácilmente, porque los que obedecen no se
equivocan, porque recibirán la línea de por quién
votar y lo harán porque así lo ordenan las altas
jerarquías de la derecha poblana.

Es una dirigencia estatal que se va con una
gran derrota en la espalda, con deudas, con multa millonaria, un video escándalo, mentiras, divisiones, opacidad en el manejo de los recursos,
pero, eso sí, con edificio nuevo y camionetas último modelo, porque los líderes no iban a usar sus propios coches ni la vieja Ichi Van del comité municipal capitalino que seguramente sirvió hasta de motel.

Se les advirtió desde el 2021.

Se les dijo que ese grupo incumple acuerdos,
que usan a los militantes como objetos y cuando
dejan de ser útiles son desechados, pero confiaban en sus alianzas y que mantendrían el poder per saecula saeculórum.

Ni modo, a los albiazules no les queda más que disfrutar lo votado.

Notas relacionadas

Últimas noticias

spot_img