La guerra es por la capital y la zona conurbada.
La joya de la corona será la ciudad de Puebla.
Todos los ojos están puestos ahí.
Los intereses.
El futuro.
El regresar por sus fueros.
Continuar o irse un rato a montar el despacho.
Llorar tres largos años o vivir del jugoso presupuesto.
Los últimos días, tanto el candidato por Morena, Alejandro Armenta Mier, como el del PAN, Eduardo Rivera Pérez concentraron su trabajo de propaganda y promoción en la joya de la corona y la zona conurbada (Puebla, San Andrés y San Pedro Cholula, Amozoc, Cuautlancingo, Coronango y hasta Amozoc).
Es el 43 por ciento de los votos que fortalecerán a uno y debilitarán a otro.
Armenta ha sido muy generoso porque se echó en la espalda (arropó) a muchos candidatos a diputados locales y federales que son verdaderamente impresentables, pero con tal de entregar buenas cuentas a nivel federal le abrió la puerta a todos, sin distingos. Y ahí lo hemos visto levantando la mano de personajes, personajas y personajos que su único mérito fue ser matraqueros de Miguel Barbosa, cuando este vivía. No hicieron nada más que ser porristas, pendencieros y buleadores del régimen.
La pelea real está entre Mario Riestra y José Chedraui.
Entre Roxana Luna y Tonantzin Fernández (la primera con una trayectoria como activista de izquierda), la segunda, pues sólo sabemos que fue diputada local.
La lucha por San Andrés Cholula es entre Lupita Cuautle y Víctor Correau. Este último con muy pocas posibilidades de ganar porque no es identificado como san andreseño, tiene poco arraigo y la marca de Morena no es bien vista en esa zona.
La ciudad de Puebla está en pugna. Los seguidores de Pepe Chedraui aseguran que ganarán por diez puntos porcentuales, pero los seguidores de Mario Riestra dicen que se irán poco más de diez, el día de las elecciones, porque confían en el antiobradorismo y observan a la llamada marea rosa del domingo pasado.
Eduardo Rivera Pérez cambió el discurso en la última parte de su campaña, de entrar con falta de punch, ya subió la apuesta y desde el debate estatal se puso más agresivo contra su adversario. Asumió su papel de retador, que tendría que haber hecho desde noviembre del año pasado. Aquí las preguntas son: ¿le alcanzará el tiempo?, ¿impactará en el electorado? O ¿sólo será para la conversación del círculo rojo?
En todas las encuestas, Armenta va de gane. Sólo Massive Caller y México Elige le dan el triunfo al panista por un punto de diferencia. Por ejemplo, hay quien asegura que son de 15 a 20 puntos a favor de Armenta, aunque otra empresa, Campaings and Elections, establece que son 9 puntos porcentuales de diferencia.
En el equipo del armentismo ven el triunfo sobre su oponente.
En el equipo de Rivera consideran que la elección se va a cerrar. “Hay tiro”, comentan los prianistas.
Al final, todos los ojos caerán en la ciudad de Puebla y la zona conurbada. El día de la elección todos estaremos atentos a que sea una elección limpia y que ningún equipo de ningún partido haga lo que hicieron en el 2018.
Por eso se juega mucho en esta elección, porque si algo sale mal será como escupir frente a un ventilador prendido. En aquel 2018, Moreno Valle se jugó el todo por el todo y no se olvidan las camionetas con boletas electorales o el incidente del Hotel M y M.
Faltan 10 días para que esta locura acabe o mejor dicho inicie, todo depende de los competidores y de sus equipos.
A tragar sapos.