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miércoles, noviembre 13, 2024

Lo que Palenque se llevó, lo que Morena nos dejó /

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En memoria de José Agustín Pinchetti

 

Las pinceladas de la construcción de Morena tienen como antecedente la elección presidencial de 2012. En aquel momento fueron tres los enviados de la Ciudad de México para conducir el proceso en Puebla. La presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo; el actual senador César Cravioto y don José Agustín Ortiz Pinchetti, quien fungió como secretario de Gobernación del Distrito Federal en el gobierno de López Obrador.

Asimismo, los arriba citados, dieron forma organizativa a lo que sería Morena en el estado de Puebla. Ortíz Pinchetti encabezó los esfuerzos principalmente en la capital poblana.

El notable abogado de la Escuela Libre de Derecho puso ejemplo de cómo debía construirse u partido movimiento. Esto es tocando puertas y abriendo posibilidades con la llave del diálogo. Aún hay exbrigadistas de Morena que recuerdan con cierto enfado los regaños de don José Agustín; cuya instrucción hacia ellos iba desde la teoría política hasta la forma correcta de cómo se debe entregar un periódico.

El periódico Regeneración era el gran pretexto para dar inicio a la interacción dialéctica, donde el triunfo se consumaba cuando la persona abordada accedía al llenado de sus datos. Inicialmente como miembro de un comité seccional y eventualmente como promotor del voto y defensor de las casillas.

Así se construyó Morena. Tocando puertas, tocando corazones.

Pueblo por pueblo. Casa por casa. Conciencia por conciencia.

Hoy esas memorias son únicamente una nube de nostalgia.

En el fondo de esa nostalgia se encuentra una contradicción temporal; de tiempos cruzados, de los que no llegan puntuales. La revolución cuatroteísta triunfó muy temprano para algunos cuadros y muy tarde para algunos dirigentes. El reloj del bolero de Cantoral marcó el tiempo apresurado para don José Agustín y su rol en el proyecto transformador.

Fue Fiscal Especializado para la Atención de los Delitos Electorales, pero su amplitud de pensamiento en la vigencia de la edad, lo habría hecho un imprescindible en diversas responsabilidades de Estado.

La cuatroté triunfo temprano para cientos de brigadistas. Por ejemplo, los comandados en aquellos tiempos por la presidenta electa y por Ortíz Pinchetti.

En aquellos momentos la política de cargos no era siquiera un medio para tomar el fin. El fin era uno en estricto sentido: que López Obrador asumiera la presidencia de México. Y en esa trama los brigadistas del “puerta por puerta” fueron los protagonistas del cambio verdadero.

Aquellos a quienes les sangraron los puños por tantas puertas tocadas, y pasado el triunfo no tuvieron un céntimo de oportunidad para apoyar la materialización de la Cuarta Transformación en el plano gubernamental.

Actualmente Morena es el partido hegemónico.

El partido en el poder. Pero no siempre fue así.

Hubo quienes construyeron la torre de babel desde el silencio desértico. Personas como Agustín Ortíz Pinchetti que citando a uno de sus más entrañables amigos en Puebla: “fue un gran maestro y un hombre de convicciones, muy coherente y que hizo mucho por el proyecto sin nunca esperar ni pedir nada a cambio”.

Así como Ortíz Pinchetti, muchas fueron las personas que construyeron Morena desde la nada, como se forman las bombas nucleares.

A esos héroes anónimos, que jamás recibieron a cambio un gramo de burocracia, mi respeto y gratitud eterna. Hicieron posible la construcción del México nuevo. Hicieron posible la Cuarta Transformación.

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