🤑 TENGO VARIOS CANDIDATOS. Y candidatas. La mayoría serían excelentes coordinadores de posadas, conciertos, romerías, despedidas de soltera, tables, días de campo y comilonas. La fachita la tienen. Basta con que se animen una vez que se harten de robar recursos del erario. Varios ya han saciado sus apetitos bastardos hasta cuatro veces. No les es suficiente. Quieren más y más.
🥷🏽 TODO MUNDO SABE de quiénes hablo. De hecho, cuando aparecen en los actos públicos (donde se encuentran con otros presidentes municipales), los murmullos se multiplican. Sus colegas (como ellos les dicen) sueltan expresiones como ‘ya llegó ese ladrón’, ‘¿ya viste la bolsita que se carga esa pilla?’ y otras lindezas. Ellos y ellas no se inmutan. Y bajan de sus Suburbans prietas como si las hubiesen comprado con dinero bienhabido. Cosa curiosa: los susodichos (as) caminan como si estuvieran envarados. Y es que el síndrome del Charrito PEMEX los hace caminar como si tuvieran hemorroides mal cuidadas.
😰VARIOS ESTÁN PREOCUPADOS (AS) por las auditorías que les están haciendo, pero no se atreven a pedirle al gobernador Alejandro Armenta que los ayude. Y es que ya saben que la respuesta será un brutal ‘no’. En consecuencia, recurren a un tercero con una expresión de esta naturaleza: ‘échame la mano, patrón. Me están buscando hasta por debajo de la cama’.
🍆 LOS PILLOS, LAS PILLAS, se reconocen a primera vista. Si dos de estos parias se encuentran, por ejemplo, en un elevador, el ceño fruncido los delatará. Saben sus pecados, pero su cinismo los pone a flote. Entre ellos se cuentan sus cuitas y se lamen las heridas. Son buenos en el arte de la simulación mezclada con lambisconería. Llevan años haciéndoles felaciones a los poderosos y pateando a los más débiles.
🫏 SUS NÓMINAS SECRETAS LOS DELATAN. Ahí tienen, a través de terceros, a los vividores del erario (expertos en mamar la chichi ajena), quienes también son conocidos por medio mundo. Ahí abundan las amantes, los asesores políticos, los compañeros de farra y los chupasobres. También hallará el lector a algunos periodistas doblados (literalmente) de operadores charros. Todo mundo los identifica en este gremio de zopilotes y zopilotas. Sus carcajadas y sus rebuznos los delatarán.
