👩 ME GUSTA RECORDAR a Enoé González Cabrera irrumpiendo en cualquier espacio con sus carcajadas y entrando en una conversación con su voz rotunda, grave, generosa. Los hospitales no me gustan. Cuando estuve en uno —hace once años— cerraba los ojos para no ver dónde me encontraba. Los hospitales —aún los cálidos— conservan un olor a cloroformo. Suenan a calzado clínico de enfermera caminando por un piso frío, recién trapeado. En un hospital como ésos pasó una temporada Enoé.
🧚🏻 UN DOMINGO DE ENERO de enero de 2017 nos fuimos a comer al restaurante Azur, en Centro Mayor. Ya no era la misma. Había algo en ella que ocultaba a la mujer feliz que ha sido siempre. No hubo tantas carcajadas esa vez. Hubo en cambio una mirada nostálgica que quería decirnos algo.
🧚🏻 RECUERDO A ENOÉ el día que la conocí en Huauchinango en 1985: jubilosa, cariñosa, abrazando a todo mundo. A los pocos meses la vi en el Cine Catalina rindiendo protesta como presidenta municipal. Dos cosas quedaron siempre en el recuerdo: la frase fidelista “con Huauchinango todo, contra Huauchinango nada”, y una señora que no se le despegó ni a la hora de las fotos oficiales. Una mujer humilde, de cabello largo, de mirada extraña. —¿Quién es esta señora, Enoé? —le pregunté varios días después, teniendo casi encima la mirada hosca de la mujer. —¡Es mi comadre Herminia! — dijo, y soltó una carcajada. —¿Y por qué nunca se separa de ti? —¡Ohhh, mi Mario, porque es la que me cuida de los malosos!
🧚 AHÍ ENTENDÍ que era una especie de bruja buena que le alejaba los malos espíritus que suelen visitar a los políticos. Tras largas décadas dedicadas a la política y al servicio de la gente, en mayo de 2017, Enoé estuvo ausente en algún hospital poblano. Vivió algo así como un exilio personal en el que el tiempo no transcurre. Su área de Broca entró en receso. Era complicado lo que enfrentaba entonces mi queridísima Enoé. Semanas después, fue enviada a su casa de Estrella del Sur. Ahí, en el espacio de tantas comidas maravillosas, continuó metida en la negra noche del alma a la que la llevó la enfermedad. Enoé no regresó jamás de esa noche. Este 20 de septiembre cumplirá ocho años de haberse ido. Un día la alcanzaremos en algún espacio, en otros ámbitos, para continuar la conversación que quedó pendiente.