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jueves, junio 19, 2025

Los niños asesinos no van a los antros

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👦 UN NIÑO DE DOCE AÑOS mata a una señora. No hay problema. No sufrirá prisión —gracias a las leyes mexicanas—. No será enviado a un reformatorio. —benditas leyes—. Ni siquiera tendrá que acudir con un especialista que lo sensibilice del horroroso crimen que cometió. Su acto —brutal, despiadado— quedará impune.

 

🐣 ESE ASESINATO DEJA a un niño de 11 años —su mejor amigo— absolutamente huérfano de madre. Su padre, un arquitecto argentino que peleaba su custodia— por fin lo tendrá a su lado. El niño de 11 años no sólo perdió a su mamá —de la manera más atroz—. También perdió a su mejor amigo, y con él: perdió las ilusiones. ¿Cómo va a seguir creyendo en la gente en el futuro?

 

🐥 EL NIÑO DE 12 AÑOS seguramente se irá a otro lugar donde nadie sepa que asesinó a una señora que no le había hecho nada malo: una buena mujer que lo atendía cada vez que llegaba a su hogar a jugar con su hijo. En ese nuevo espacio, sin embargo, no tendrá paz. Un sentimiento de culpa ya lo acompaña desde que —con una sangre fría brutal— asesinó a la mamá de su mejor amigo. El síndrome Raskolnikov lo perseguirá a donde quiera que vaya.

 

🐤 EN ESTADOS UNIDOS, los menores de edad que actúan como adultos crueles y rapaces son enviados a prisión. Sin miramiento alguno. En México no pasa eso. Por eso los Menchos, los Chapitos y la Mayiza suman a sus filas de sicarios a adolescentes, casi niños, de doce o trece años de edad. Ellos garantizan que la vida del Cártel goce de cabal salud y de profesionales educados en el arte de matar.

 

🦅 LOS NIÑOS SICARIOS han sofisticado sus métodos de tortura. Son, dicen los estudios, más crueles que los adultos. Y tienen dos ventajas: carecen de escrúpulos y de remordimientos. El Estado mexicano, faltaba más, también los protege. Y es que los deja en libertad en dos minutos. ¡Bendita justicia, benditas leyes!

 

🧌 EL ASESINO SE ESCONDE entre nosotros. Es el hijo del vecino, o la señora que lava la ropa, o el muchacho que atiende el Oxxo. No saben que son asesinos hasta que la vigilia los sorprende con un cuchillo entre las manos. Ufff. No tengo más remedio que citarme por primera vez: ¡Terrible! ¡Bebamos!

 

 

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