🐔 CADA VEZ QUE SIMÓN LEVY señala a alguien o dice que viene un escándalo mayúsculo, pienso en todas sus mentiras anteriores y confirmo que a este personaje de la picaresca sólo le creen los ingenuos. O los tontos.
🐧 TIENE RAZÓN LA PRESIDENTA Sheinbaum cuando dice que no vale la pena pelear con él: “no hay que hacerle caso”. Y dice más: “Quién sabe de dónde saca sus inventos”. Y más: “Tiene muy mala fama desde que trabajó en la CDMX”.
🐦 SUS MÁS RECIENTES MENTIRAS lo evidencian. Ahora resulta que, según sus dichos, el senador Adán Augusto López estuvo detrás de la ejecución de los dos funcionario del gobierno de Clara Brugada. (Y lo dice con cara de esquizofrénico, con el perdón de quienes padecen este mal).
🐤 TAMBIÉN JURA que Beatriz Gutiérrez Müeller, de quien eran gran amigo hasta hace unas semanas, ha sido denunciada por diez empresarios. En su locura, también arremetió en contra del hermano de Beatriz —Rodrigo—, quien igualmente fue su extraordinario amigo.
🐥 CUANDO MINTIÓ EN LA TRAMA de la extorsión poblana —de triste memoria para algunos exjefes de prensa y columnistas locales—, dijo que Rodrigo Gutiérrez Müeller era casi su hermano. Tres doritos después, este personaje —siempre en palabras de Simón Levy— se volvió un pillo que hizo negocios en Petróleos Mexicanos.
🦉 LEVY VIVE FUERA DE MÉXICO desde que fue denunciado por varias lindezas: fraude, daño en propiedad ajena, etcétera. Ésa es la razón por la que no puede entrar al país. Si lo hace, sería aprehendido de inmediato (al decir de fuentes muy confiables).
🐗 LO CIERTO ES QUE UNA IMAGEN lo perseguirá toda la vida: cuando, fuera de sí (su estado natural) golpeó la puerta de una señora de la tercera edad en un edificio de Polanco. Ese rostro furibundo, amenazante, quedó grabado en la memoria colectiva y en la Historia Universal de la Infamia y el Ridículo.
🐺 LARGA VIDA A SIMÓN LEVY, diría Noroña, porque el día que ingrese a prisión —al lado del Fofo Márquez— perderemos a uno de los mejores cómicos que la política ha dado al mundo. Los únicos que lo extrañan —oh, sí— son sus paleros de la prensa poblana que le creyeron sus mentiras. ¿O le seguirán creyendo?
