🫦 LA SEÑORA TADDEI, presidenta del INE, estaba muy enojada. Su llamativo colgajo —que estaba amarrado al chongo, y caía, cual catarata, hasta la altura del vientre— se puso en riesgo al responderle (con cierta virulencia) al consejero Castillo con voz de mezzosoprano.
🥻IBA, ELLA, CON UN VESTIDO ROJO —casi túnica—, y algo que parecía un collar de perlas para la ocasión. Más preparada para una cena libanesa, por sus Bodas de Plata, que para la entrega de los títulos honorarios de los futuros ministros de la Tremenda Corte de Justicia de la Nación (TCJN).
👄 ALTIVA, FURIOSA, SITIADA en su epidermis, doña Guadalupe Taddei lamentó que cinco de los once consejeros (de–lo–que–queda–del–INE) se hayan manifestado en contra de validar la elección judicial, y, desde sus adentros, afirmó que ésta había sido una elección ejemplar. (¡Por Cristo!).
👠 YA METIDA EN EL PERIODO de la entrega de constancias de mayoría, la señora Taddei —con el colgajo sensiblemente a la deriva— leyó un opúsculo cuajado de gerundios en el que enaltecía el trabajo de los Ineítas (seres minúsculos —con salarios paupérrimos— que, sin embargo, están a la altura del arte).
💄 Y VINO, PUES, LA ENTREGA de constancias. Hay que decirlo: doña Lupita no saludó a todos de beso. Sólo a sus favoritas. A saber: Yasmín, Loretta y Lenia: ministras en activo que se encuentran en pasivo en espera del activo mayor (que iniciará el 1 de septiembre).
🦥 DUEÑA DEL MOMENTO (gracias al colgajo y al vestidazo rojo sandía), la señora Taddei le entregó la constancia de mayoría al próximo ministro presidente de la Tremenda, aunque lo hizo con cierto mohín que dejó ver cuán racista y clasista puede llegar a ser.
😍 DICHO MOHÍN (consignado en actas) pasó inadvertido para la mayoría, pero no para quien teclea estas líneas. Fue un mohín cargado de cierta desilusión. Y es que la señora Taddei tenía su corazoncito con las tres ministras en pasivo. Muy mujer y muy su derecho.
😡 Y COMO QUE NO LE GUSTÓ que un hablante mixteco se hiciera de la silla que ocupó otro mixteco: don Benito Juárez, benemérito, sí, de las Américas y, también, de las americanas. WTF! Tras el desplante, doña Lupita se tomó una selfie con sus ministras, dio las buenas noches y partió a su casa de Polanco para quitarse el colgajo, las zapatillas y el vestidazo rojo bandera nacional.
