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jueves, mayo 22, 2025

El presidente que confundió su sombrero con un conejo

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🫣 AHORA QUE GARCÍA HARFUCH le informó a la presidenta Sheinbaum todo sobre la trama de la doble ejecución en la calzada de Tlalpan, no pude evitar recordar la escena en la que el presidente Bush hijo fue enterado de que Bin Laden lo estaba atacando en el corazón financiero de Nueva York. Las reacciones fueron brutalmente distintas. Y es que mientras la presidenta enfrentó la situación desde el primer momento, Bush quedó fuera de sí: como si alguien lo hubiese desconectado.

 

😎 EL 11 DE SEPTIEMBRE DE 2001 era un día soleado en Sarasota, Florida. En particular en la escuela primaria Emma E. Booker. Y es que el mismísimo presidente George W. bush había acudido a participar en una clase de lectura con 19 alumnos de condición modesta.

 

🐇 ESTABAN LEYENDO UN CUENTO en el que el personaje central era un conejito, muy simpático, llamado Jack, quien confundió un espejo con un manso río. Bush disfrutaba la lectura del cuento, como lo hacía en sus tiempos de alcohólico frente a un bourbon (también llamado Jack Daniel’s). Un whisky gringo de maíz. De hecho, cada vez que saludaba a alguien llamado Jack, recordaba los días delirantes de bares y resacas al lado de su inseparable Jack Daniel’s.

 

😳 DE PRONTO, CUANDO NADIE LO ESPERABA, un tipo con facha de escolta ingresó al salón de clases y se acercó al oído del presidente. Tras un susurro, el guarura se retiró, pero Bush quedó con cara de chiflado. Ya se sabe: los ojos perdidos en el más allá sin saber qué hacer. La narración —de las locas historias del conejito Jack— continuó, pero la profesora notó algo anormal en la escena. Algo que no estaba en el script.

 

😰 BUSH SEGUÍA CON CARA DE IDIOTA, ya sin escuchar el relato, cuando el mismo escolta irrumpió de nuevo y se acercó a la oreja derecha más poderosa de Estados Unidos. Tras ese segundo susurro, el presidente entendió que algo malo estaba pasando, y puso una cara más idiota todavía. Sus ojos eran idénticos a los del conejito cuando chocó con un espejo que parecía un manso río. La profesora, para entonces, ya estaba francamente alarmada. Los niños también. Todos —oh, sí—, menos el hombre más poderoso del mundo, quien tenía cara de chiflado. O de lunático.

 

✈️✈️ EN TANTO QUE ESTO OCURRÍA, su staff estaba sorprendido de su falta de reacción. Y es que Osama Bin Laden había hecho chocar dos aviones, minutos atrás, en las Torres Gemelas de Nueva York. De forma incomprensible, el presidente Bush sólo acertaba a poner cara de loco. O de lunático. O de idiota.

 

🐰 POR FIN, EN MINUTOS QUE PARECIERON siglos, el presidente despertó de su letargo y se fue a atender ese asunto que tenía a sus compatriotas como el conejito Jack cuando confundió un manso río con un espejo.

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