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domingo, octubre 5, 2025

Drogadictos, drogones y simplones (álbum de los hijos de los expresidentes y los gobernadores)

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🧟 NO ES FÁCIL SER JUNIOR. Nada fácil. Pienso en los hijos de los presidentes y de los gobernadores. Algunos enloquecen con el súbito poder nacido de la sangre, y que tiene que ver con la parafernalia (de ese poder) y el dinero. Los hijos, por ejemplo, de López Portillo se sintieron imbatibles. La hija menor, Paulina, descubrió en ese sexenio que podía ser cantante, y grabó un disco. Pésimo disco el suyo. Entonces optó por casarse con el hijo del Nopalitos: Pascual Ortiz Rubio. Por cierto: Luis Miguel, de once años de edad, cantó en su boda, gracias a la intervención del deplorable Negro Durazo. (Asquito). El otro —José Ramón— fue el orgullo del nepotismo de su papá y tuvo una fallida carrera política que lo llevó a un descrédito infinito. Ahí vive. En esa zona.

 

🧟‍ LOS HIJOS DE MIGUEL DE LA MADRID se fueron por dos rutas: la política y la frivolidad. Esta última suele estar llena de drogas (coca, sobre todo), negocios a la sombra del poder, novias de la farándula (como Bibi Gaytán e Isabel Camil), alcohol en exceso (Macallan 30 años, de 125 mil pesos la botella), y viajes por todo el mundo. En efecto: los hijos faranduleros de De la Madrid se fueron por esas autopistas, en tanto que el político —Enrique de la Madrid— jugó mal y perdió peor. Hoy es un zombie sin partido.

 

🧟‍ 🧟‍ LOS HIJOS DE ZEDILLO y los de Salinas mezclaron las dos vías y se relacionaron, los segundos, con actrices y cantantes. Luis Miguel y el Burro Van Rankin fueron novios de Cecilia Salinas Ocelli, en tanto que Emiliano, el menor, terminó casándose con Ludvika Paleta y militando en la terrible secta de Keith Raniere, condenado a 120 años de prisión. El hijo mayor de Zedillo también incursionó en la farándula y tuvo un hijo con Erika Buenfil (al que no ve ni oye). Su mayor logro fue generar un escándalo con sus guaruras en un concierto de Bono.

 

💀 EN PUEBLA, CONOZCO A POCOS hijos sobrios y sensatos de los exgobernadores. Los hay respetables. Los hay depredadores. La marihuana no mata, sólo apendeja. Y los convierte en afásicos y disléxicos: en el mejor estilo de Kahwagi, quien no podía pronunciar ni su propio apellido.

 

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