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jueves, noviembre 21, 2024

Harris y Waltz, un fenómeno político

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La fórmula compuesta por Kamala Harris y Tim Walz ha provocado una transformación profunda en las campañas electorales de 2024, redefiniendo no solo las estrategias políticas, sino también la manera en que se percibe el patriotismo en la política estadounidense. Harris, con su carisma y trayectoria histórica, junto a Walz, un líder pragmático con raíces en el Medio Oeste, han logrado conectar con una base de votantes diversa que abarca desde comunidades minoritarias hasta jóvenes inmersos en la cultura pop. El entusiasmo, dicen quienes fueron testigos en esa ocasión, solo se compara a la campaña de 2008 de Barak Obama.

Lo que hace singular a esta fórmula es su capacidad para apropiarse de un simbolismo que, tradicionalmente, ha sido dominio de la derecha: el patriotismo. En un país donde los cánticos de “!USA!,! USA!”, se asociaban más con los mítines republicanos, Harris y Walz han logrado que estos gritos de orgullo nacional resuenen en sus propios eventos. Mítines que atraen a más de 15 mil personas, quienes, desafiando temperaturas superiores a los 38 grados, hacen fila durante horas para ser parte de lo que se ha convertido en un movimiento lleno de esperanza, felicidad y humor.

Este renacimiento patriótico bajo la bandera de Harris y Walz contrasta brutalmente con el tono pesimista que ha dominado la campaña de Trump. Mientras el expresidente se aferra a una narrativa de decadencia y resentimiento, esperando absurdamente que Joe Biden regrese como su contendiente, Harris y Walz han llenado el vacío con una visión de futuro que resuena con millones de estadounidenses. Su mensaje no es solo acerca de lo que han hecho en el pasado, sino de lo que proponen para el futuro: una visión inclusiva y optimista que ha capturado la imaginación de una nueva generación.

La combinación de Harris y Walz abarca una amplia gama de grupos demográficos. Harris tiene un fuerte apoyo entre las mujeres, los votantes afroamericanos, asiático-americanos y latinos, además de resonar con los jóvenes que valoran la justicia social y la diversidad. Walz, por su parte, atrae a los votantes blancos de clase trabajadora y aquellos que viven en áreas rurales, que se sienten representados por su experiencia militar y su enfoque en la economía local.

Este balance entre diversidad y moderación les permite captar votantes en ambos extremos del espectro político, así como en el centro. En un país cada vez más polarizado, Harris y Walz han logrado construir una coalición diversa que podría ser clave para asegurar la victoria en 2024.

En gran medida, este cambio se debe a la capacidad de Harris para interactuar con los jóvenes en plataformas como TikTok, y a la conexión de Walz con los votantes rurales y de clase trabajadora. La presencia de Harris en la cultura popular, apareciendo en programas de televisión y eventos mediáticos, ha solidificado su imagen como una líder que entiende y representa los valores contemporáneos. Mientras tanto, Walz ha logrado mantener una narrativa que conecta con aquellos preocupados por temas como la salud mental, los derechos reproductivos y el bienestar económico, cuestiones cruciales para los votantes en estados clave.

El apoyo masivo que Harris y Walz han recibido de comunidades en línea, como los Swifties y el Beyhive, es un testimonio de cómo han logrado penetrar en el zeitgeist de “Americana”. Este término, que encapsula elementos de la cultura e identidad estadounidense, ha sido instrumental en la campaña, permitiéndoles fusionar símbolos tradicionales de la nación con un enfoque moderno y auténtico. La manera en que han manejado la narrativa, integrando humor y esperanza en lugar de miedo y división, ha sido clave para atraer a una base de votantes que ve en ellos no solo a dos políticos, sino a portadores de un futuro más brillante.

Todo cambió con la salida de Biden de la contienda. Tal como lo están demostrando Harris y Walz, las campañas no son sobre el pasado ni sobre los individuos que buscan el poder, sino sobre las políticas que implementarán para guiar al país hacia el futuro. La insistencia de Trump en revivir las batallas del pasado y su falta de una visión coherente para el mañana lo han dejado atrapado en un pantano de irrelevancia, mientras Harris y Walz continúan avanzando, energizados por un movimiento que, al igual que los grandes conciertos, reúne a miles bajo la promesa de un mejor porvenir. Las campañas no son acerca de lo que fue, sino de lo que puede ser, y en este sentido, Harris y Walz han demostrado ser los verdaderos candidatos del futuro. No por nada el lema que más ha calado es el de “No volveremos atrás”. Si en su momento Trump logró con la idea de hacer a América grande de nuevo, un culto, ahora con una visión hacia adelante Kamala Harris ha logrado más que una campaña un movimiento. Faltan menos de ochenta días para la elección presidencial. Todavía pueden pasar muchas cosas, pero Harris domina el ciclo noticioso, la agenda y mucho más importante, el imaginario colectivo.

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