21.3 C
Puebla
martes, abril 22, 2025

¿Es en serio de migrantes?

Más leídas

Pizcando entre tristezas la alegría, poco a poco le fui encontrando el gusto a la vida que había elegido, cuando atravesé el río y caminé en áridas tierras hasta llegar a un refugio dónde había otros como yo, ansiando lograr un trabajo en los campos para obtener unos dolaritos y enviar algo de ese dinero a mi familia en el Bolsón de Mapimí, buscando sobrevivir en ese país que si bien me recibía, lo hacía propinándome todos los días una tanda de mamporros, más virtuales que reales, y que yo toleraba estoicamente por orgullo propio y amor a mi familia.

‘Pinche frijolero” me gritaban a diario con ese aborrecible tono de gringo iletrado de rancho, de “red neck” que sólo por haber nacido en EUA se siente superior.

“Hijos de Trump” pensaba, “sin nuestro trabajo no tendrían que tragar infelices”.

Era cosa de todos los días, ellos ofendiendo a los trabajadores migrantes “a los cuatro vientos” y nosotros maldiciendo a esos haraganes que con muy poco esfuerzo tenían abundante alimento en sus mesas.

Algo así imagino debe ser para muchos compatriotas que impulsados más por la pobreza que por el espejismo del “sueño americano”, emprenden la aventura hacia los EUA sin documento alguno que les permita atravesar legalmente la frontera con el fin de realizar un trabajo específico en aquel país y por un determinado tiempo, convirtiéndose así en el blanco favorito del afán “deportador”, impulsado por Donald Trump, una vez que asumió el cargo como presidente de los EUA.

Vaya problema en que Donald ha metido a su país, pues si bien es cierto que la migración ilegal conlleva problemas a nuestros vecinos del norte, es innegable que también le aporta un sinnúmero de beneficios en muchos aspectos, empezando por la fuerza laboral tan importante que representa para el sector agrícola y diversos segmentos del sector servicios, pues en la zona urbana hay una gran cantidad de indocumentados desempeñándose como excelentes jardineros, serviciales meseros, estupendos cocineros, cálidas niñeras y otros servicios más. También los indocumentados aportan un gran valor a la economía a través del consumo y el alquiler de vivienda.

Difícil resulta comprender que un país fundado y formado por migrantes de diversas partes del orbe, se niegue a adoptar un camino que lleve a regularizar la situación migratoria de aquellos indocumentados que forman parte de la masa productiva de los EUA, que son socialmente aceptables y que no se involucran en actividades delictivas.

Deseable sería también que el gobierno de los EUA diera mayor difusión, certeza y claridad a los diversos programas de inmigración que por su gran complejidad y constantes cambios, no sólo desalientan el que los indocumentados busquen la forma de regularizar su estancia en ese país, sino que contribuyen a que persista un constante miedo a la deportación, cuando deberían de ser programas girando alrededor de una política efectiva para regular y transparentar la migración a los EUA, en un juego de “ganar, ganar”.

Sueño guajiro el mío, cuando en la escena domina el prejuicio, la xenofobia, el racismo y la política donde el tema de la migración se ha convertido en “moneda de cambio” de los políticos cuando están en campaña, mientras que en nuestro país los gobiernos hacen muy poco o nada por nuestros connacionales que residen ilegalmente en EUA, o por aquellos que deciden abandonar sus lugares de origen por falta de medios para sobrevivir y por inseguridad en sus comunidades.

Lo escalofriante del caso es que las remesas que mes a mes envían los mexicanos residentes en el extranjero, la mayor parte en los EUA y muchos de ellos en condición de ilegales, sumaron el año pasado casi 65 mil millones de dólares, siendo ésta una de las principales fuentes de divisas del país, junto con el Petróleo, la Inversión Extranjera, el Turismo y la Minería.

Más artículos

Últimas noticias