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martes, diciembre 3, 2024

La Ironía del Poder

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“El poder no corrompe a los hombres; sin embargo,

 los tontos, si llegan a una posición de poder, corrompen al poder”

                                                                               George Bernard Shaw

 

Según la Real Academia Española, el verbo poder significa entre otras varias acepciones:

  • Tener expedita la facultad o potestad de hacer algo.
  • Ser más fuerte que alguien, ser capaz de vencerlo.
  • Aguantar o soportar algo o alguien que produce rechazo.

La misma REA define al sustantivo poder:

  • Posesión actual o tenencia de algo.
  • Dominio, imperio, facultad y jurisdicción que alguien tiene para mandar o ejecutar algo.
  • Fuerza, vigor, capacidad, posibilidad, poderío.
  • Suprema potestad rectora y coactiva del Estado.

A partir de aquí, podemos hablar de Poderes Públicos: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial; del Poder Constituyente. Pero también del poder fáctico o del poder adquisitivo.

Lo importante es la etimología de la palabra que proviene del latín potēre, y este a su vez de posse, que significa “ser capaz”.

“Ser capaz” …. sí, ¿pero de qué?

Mahatma Gandhi escribió: “El poder es de dos tipos. Uno se obtiene por miedo al castigo y el otro por actos de amor. El poder basado en el amor es mil veces más efectivo y permanente que el derivado del miedo al castigo”.

Nos enfrentamos desde hace ya varios años a una decadencia de pensamiento y de acciones en el mundo del poder.

No hablo solo del poder político. También del poder de la gente buena, de la gente de bien.

Poco hacemos para cuidar la calidad de nuestros pensamientos.

Nuestros pensamientos, se transforman en palabras, que se convierten en nuestra actitud. Ésta a su vez, impulsa nuestras acciones. Y nuestras acciones se convierten en nuestro destino…

“Lo que piensas, lo serás.

 Lo que sientas lo atraerás.

Lo que imagines, lo crearás”.

                                     BUDA

El poder que tenemos para pensar es el inicio del imperio de nuestra propia libertad. Lo debemos de cuidar y fomentar lo más profusamente posible.

Es arduo, por no decir también decepcionante, que no ejerzamos ese poder. Aunque, hay que decirlo, no es nada fácil.

Diría Jiddu Krishnamurti:

“El hombre debe ser absoluta e incondicionalmente libre […] Una de las cosas más difíciles del mundo es ver cualquier cosa de forma simple. Como nuestras mentes son muy complejas, perdimos la cualidad de la simplicidad”.

“Me parece que todas las ideologías son totalmente estúpidas. Lo importante no es una filosofía de la vida sino observar lo que en verdad ocurre en nuestra vida diaria, tanto interior como exteriormente”.

“Y cuando hay libertad, hay energía; y cuando hay libertad, no se puede nunca hacer nada mal. La libertad es totalmente distinta de la rebelión. Cuando hay libertad, no hay tal cosa como actuar bien o mal. Se es libre, y se actúa a partir de ese centro. Y por consiguiente no hay miedo, y una mente que no tiene miedo es capaz de un gran amor. Y cuando hay amor, se puede hacer lo que se quiera”.

Nadie nos lo puede coartar. Nadie debería siquiera intentarlo. Pero muchas veces, nosotros mismos somos los que construimos nuestras propias jaulas.

Porque para desarrollar la libertad, con el poder de nuestro pensamiento debemos ir primero hacia adentro. Debemos aprender de nosotros mismos.

Debemos comenzar a vernos como nuestros propios maestros.

Eso evitará que cualquier personaje con ínfulas mesiánicas nos hable del funesto populismo, a través de una deplorable polarización, utilizando la execrable posverdad, abusando de artimañas y demagogia pura… nos ponga a dudar del camino a seguir.

La verdad es, a la larga, poderosa y prevalece.

Sin embargo, hay que poner mucha atención a las formas de interpretar, ya que como dice Nietzsche: “Todas las cosas están sujetas a interpretación. La interpretación que prevalezca en un momento dado es una función del poder y no de la verdad”.

Solo lo evitaremos buscando ser cada día mas conscientes para evitar ser rehenes y prisioneros de manipulaciones de “hombres al servicio del poder egoístamente ególatras” – valga la irónica redundancia –.

Hay que subrayar como lo dijo en su momento Cicerón: “La ley y el poder no son sinónimos […]”.

“Los hombres de buena voluntad, atentos a la justicia y a la equidad, deben oponerse a los gobiernos regidos por hombres corruptos e indecentes si desean sobrevivir como nación y harán a un lado a gobiernos que intenten administrar justicia según el capricho o el poder de políticos inmorales, funcionarios deshonestos o jueces venales”.

Este pensamiento del ex-presidente estadounidense, Abraham Lincoln, ha quedado para la posteridad y es de una lucidez atemporal:

“No puedes ayudar a los pobres destruyendo a los ricos. No puedes fortalecer al débil, debilitando al fuerte.

No se puede lograr la prosperidad, desalentando el ahorro. No se puede levantar al asalariado, destruyendo a quien le contrata.

No se puede promover la fraternidad del hombre, incitando el odio de clases. No se puede formar el carácter y el valor, mediante la eliminación de la iniciativa e independencia de las personas.

No se puede ayudar a las personas de forma permanente, haciendo por ellos, lo que ellos pueden y deben de hacer por si mismos”.

La siguiente frase es de una persona que se destacó por su honestidad y honradez, el ex- presidente argentino Arturo Umberto Illia: “Una nación está en peligro cuando su presidente, habla todos los días y se cree la persona más importante de su país”.

O las de otro hombre carismático, sencillo, y poseedor de una sabiduría vivencial enorme. También sudamericano, el ex- presidente uruguayo José Pepe Mújica:

“Los buenos gobiernos no son los que usan los impuestos de los trabajadores para dárselos a los flojos…Los grandes gobiernos son los que crean las condiciones para que todos tengan trabajo”.

“Aquel candidato que regala cosas para que lo sigan, no es un líder. Es un comerciante de la política”.

“Vamos a invertir primero en educación, segundo en educación, tercero en educación. Un pueblo educado tiene las mejores opciones en la vida y es muy difícil que lo engañen los corruptos y mentirosos”.

La siguiente de Ronald Reagan es demoledora: “No existe bestia en el mundo más peligrosa, que un ignorante con poder”.

Qué tal ésta de Evita Perón: “El pueblo no necesita que su gobierno se queje y culpe a su antecesor. Es votado para que mejore la situación, por eso fue elegido… para dar soluciones. Para quejarse, ya está el pueblo”.

“El rey puede elevar a la nobleza a un hombre, pero no puede hacer de él un caballero”, es una frase de Edmund Burke que, adaptándola a tiempos más actuales, podría quedar como sigue:

“La democracia puede elevar al poder a un hombre, pero no puede hacer de él ni un hombre inteligente, ni un estadista”.

El poder corrompe rápidamente a quienes lo ejercen sin que los mueva, en primer lugar, el bien público.

La gran ironía del poder“ser capaz” – es la incapacidad que demuestran hoy por hoy, muchísimos gobiernos del mundo para llevar a cabo sus tareas más vitales como la educación, la gestión del conocimiento, la salud, la seguridad y la generación de un ambiente de paz y prosperidad.

La Gobernanza, término acuñado desde la década de los 90´s, para designar un buen gobierno, orientado a la ciudadanía, conducido con eficiencia, eficacia y calidad e impulsor de una visión multidimensional, aparece, hoy en demasiados países, guardada en el clóset.

Aún más irónico, es que una gran mayoría de jefes de Estado – así como muchos otros seres humanos – no poseen la conciencia de la trascendencia que en sus vidas pudiera tener el poder al servir, ayudar y conducir a sus naciones.

El poder es un medio. No un fin, en sí mismo.

Con políticas claras, consistentes y profesionales, se podría generar un mayor bienestar y un desarrollo integral en el largo plazo. ¿Es tan difícil entender al poder, como instrumento?

Pero la inconciencia, es una aberración en la vida… y más allá. Quieren llegar al poder… ¿y para qué?

Y lo absurdo es que, no importa la cantidad de poder que puedan detentar.

Como todos los seres vivientes de este planeta, no pueden escapar – nadie puede – a la clara, absoluta e irrebatible mortalidad.

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