La llegada de Celia Bonaga Ruíz al Congreso de Puebla a través de la afirmativa indígena ha generado un debate entre los panistas, quienes, aunque inicialmente le dieron el beneficio de la duda, no han dejado de cuestionar su legitimidad.
La exsecretaria particular del exedil Eduardo Rivera Pérez, quien no tiene vínculos directos con comunidades originarias, fue designada como representante indígena, una decisión que ha dejado muchas dudas sobre la autenticidad de su representación.
Los comentarios de algunos panistas sobre su candidatura evidencian la falta de consenso sobre el uso de las cuotas indígenas para la inclusión política.
El diputado Rafael Micalco, aunque reconoció la validez de la medida afirmativa, se adentró en una justificación que diluye el concepto de identidad indígena al sostener que “todos traemos algo de sangre indígena”. “Creo que, al final, todos llevamos algo de sangre indígena, ya que esa es nuestra raíz. (…)
En cuanto a aquellos que hoy ocupan estas cuotas indígenas a través de los partidos políticos, creo que existe una instancia que valida esa propuesta, y esa instancia ya ha aprobado a quienes han ingresado por esa vía. Confío en que dicha instancia cumplió con su trabajo y que quienes llegaron por este proceso realmente cumplieron con los
requisitos establecidos”, indicó.
Para el legislador, lo que importa es que las autoridades electorales validaron la candidatura de Bonaga, lo que le otorga legitimidad, aunque también reconoce que podrían haber sido otros, con un mayor arraigo indígena, los beneficiarios de esta cuota.
Micalco afirma confiar en que la instancia electoral validó la candidatura de Bonaga, pero también menciona la posibilidad de que el PAN podría haber buscado a un candidato con mayor “arraigo indígena”. Esto deja entrever una falta de compromiso con una representación indígena genuina y plantea dudas sobre si la candidatura de Bonaga fue una simple cuestión de cumplir con una cuota o si realmente responde a una necesidad de inclusión política.
“Creo que Celia Bonaga debe haber cumplido con los requisitos para ocupar esa posición, aunque no podría asegurarlo con certeza, ya que no tuve acceso a la información ni soy dirigente del partido. Sin embargo, si la instancia electoral validó su candidatura, confío en que efectivamente cumplió con los requisitos”, asentó.
Al respecto, el exdiputado panista Eduardo Alcántara cuestionó la validez de la auto adscripción, señalando que, según las normativas del Instituto Electoral del Estado (IEE), los aspirantes deben demostrar con documentos que una comunidad ha aprobado su representación.
Alcántara no rechazó de manera rotunda la candidatura de Bonaga, pero le exigió que muestre pruebas concretas de su vínculo con una comunidad indígena.
De lo contrario, advirtió que esto podría ser un mal uso de las cuotas afirmativas, reservadas para quienes realmente representan a las comunidades originarias, y no para quienes las utilizan como una fachada política.
“Hay una línea muy delgada cuando se trata del tema de la auto adscripción, ya que cualquier persona puede declararse indígena por esta vía. La invitación, en este caso, es darle el beneficio de la duda, pero que muestre los documentos de la asamblea que acrediten que efectivamente es una representante indígena. Si cumple con estas formalidades, no habría ningún problema”, indicó.
Como lo ha señalado Hipócrita Lector, este caso no es aislado, sino parte de una serie de situaciones similares dentro del PAN, en las cuales también el grupo de Eduardo Rivera y El Yunque han sido acusados de manipular las cuotas indígenas para ubicar a personas sin vínculos auténticos con las comunidades originarias.
En el caso más reciente, han colocado a ciertos perfiles en posiciones clave dentro de municipios con representación indígena, lo que distorsiona la verdadera intención de estas cuotas y afecta gravemente la autenticidad de la representación de los pueblos originarios en el Consejo Estatal, en medio de la renovación de la dirigencia del partido.