La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sostuvieron este jueves una llamada telefónica en la que acordaron extender por 90 días los aranceles actualmente vigentes entre ambas naciones, con el objetivo de negociar un nuevo acuerdo comercial de largo plazo.
Ambos mandatarios calificaron el diálogo como exitoso. A través de su cuenta en la red Truth Social, Trump aseguró que México aceptó mantener los aranceles del 25 % sobre el fentanilo, 25 % a los automóviles, y 50 % al acero, aluminio y cobre, además de eliminar inmediatamente las barreras no arancelarias que afectaban a las exportaciones estadounidenses.
Por su parte, Sheinbaum confirmó en sus redes sociales que el acuerdo permitió evitar el aumento de aranceles que entraría en vigor mañana, y que ahora ambos gobiernos cuentan con un plazo de 90 días para construir una solución permanente mediante el diálogo:
“Tuvimos una muy buena llamada con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Evitamos el aumento de aranceles anunciado para mañana y logramos 90 días para construir un acuerdo de largo plazo a partir del diálogo”, escribió la mandataria mexicana.
La presidenta estuvo acompañada por Juan Ramón de la Fuente, secretario de Relaciones Exteriores; Marcelo Ebrard, secretario de Economía; y Roberto Velasco, subsecretario para América del Norte, quienes también participaron en la conversación.
El gobierno de Trump destacó que durante ese plazo se mantendrán los términos actuales mientras se negocia un tratado formal. Además, reiteró que habrá “cooperación continua” en temas de seguridad fronteriza, como el combate al tráfico de drogas, distribución de fentanilo y migración irregular.
En la llamada participaron también altos funcionarios del gabinete estadounidense, incluyendo al vicepresidente JD Vance, el secretario de Estado Marco Rubio, el secretario del Tesoro Scott Bessent, el secretario de Comercio Howard Lutnick, y el embajador y representante comercial Jamieson Greer, entre otros.
Este acuerdo temporal ocurre en medio de presiones comerciales internacionales y forma parte de los primeros pasos de la administración Sheinbaum para consolidar una relación bilateral sólida con el gobierno estadounidense.
