| Álvaro Ramírez Velasco
Enviado / Ciudad de México
Con un llamado a la unidad de sus compañeros en la contienda interna; la advertencia de que el movimiento lopezobradorista no olvida los fraudes electorales ni los crímenes del pasado, como los de 1968 y 1971 contra estudiantes, y con una severa crítica a la oposición corrupta y racista, la presidenciable Claudia Sheinbaum Pardo cerró sus recorridos en el Monumento a la Revolución de la capital del país.
Ratificó así su ideología en la izquierda y sus principios fundamentados en esas luchas históricas, además de que celebró que lleva más de un año en las encuestas.
Ante miles, Claudia perfiló que su proyecto representa el “segundo piso de la transformación” y aseguró que “somos su presente y futuro”.
Aunque el domingo fue su última asamblea para concluir con 70 días de recorridos, el acto del sábado en la capital del país tuvo un énfasis de despedida, antes de un silencio de 10 días que deberán guardar los participantes, hasta que el 6 de septiembre se dé a conocer a la ganadora de la encuesta.
En su alocución, que coreó y aplaudió reiteradamente el auditorio reunido en ese simbólico sitio de la colonia Tabacalera, en el Centro Histórico, Claudia también aseguró que en su caminar por el país, “pude afirmar que es evidente el amor del pueblo de México a su presidente. Y cómo no, si por primera vez, quizá desde Lázaro Cárdenas, no había habido un presidente que tuviera como su haber y deber, el bienestar del pueblo de México, la soberanía, la democracia y la libertad.
“Vivimos un momento extraordinario, porque hemos conquistado corazones y revolucionado conciencias, para que nunca más se instaure el viejo modelo”, dijo entre gritos de “presidenta, presidenta, presidenta”.
EL REENCUENTRO CON SU GENTE
Claudia Sheinbaum Pardo regresó al Monumento a la Revolución, en donde el pasado 15 de junio rindió su último informe, antes de separarse de manera definitiva de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
El cálculo superó los más de 50 mil asistentes este domingo, aforo muy similar al de aquel jueves, cuando quemó las naves para ir en búsqueda de la coordinación Nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación (4T).
Luego de más de 50 mil kilómetros recorridos y reuniones en más de 100 ciudades de todo el país, el discurso de Claudia de este sábado fue de agradecimiento, pero también aprovechó para refrendar y fijar puntos específicos de su ideología y de su ruta.
En una participación de casi 50 minutos, más larga de lo usual, Sheinbaum dijo que “hay rumbo, hay trayecto, y tiene nombre, la Cuarta Transformación de la vida pública de México”.
Con una blusa negra con flores bordadas, Claudia llegó puntual a la cita y en su discurso destacó la base de la ideología de la 4T, “por el bien de todos, primeros los pobres”.
“Si la prosperidad no es compartida, no es prosperidad, ni hay paz ni hay bienestar ni hay progreso. Por ello, siempre he pensado que un país no sólo debe evaluarse por la riqueza que genera, sino también, por la riqueza que distribuye; no sólo por la inversión que recibe, sino por el salario de sus trabajadores y trabajadoras; por el empleo digno y el acceso a sus derechos, así como la protección de sus recursos naturales”.
OPOSICIÓN RACISTA
Claudia Sheinbaum dedicó unos minutos a referirse a la oposición, que —dijo— se disfraza con los valores de la izquierda, que simula buscar el bienestar, pero en realidad es racista y profundamente corrupta.
“Ha permeado tanto este proyecto, esta forma de pensamiento, que hasta la oposición tiene que disfrazarse, diciendo que ya piensa como nosotros, que dice que qué bueno que aumentaron los salarios; que qué bueno que hay pensión de adulto mayor.
“Pero, por supuesto, en el fondo tienen un pensamiento muy conservador, discriminatorio, autoritario, de exacerbado individualismo, racismo y clasismo, que les brota cuando hablan con la verdad.
“Como cuando dijo Fox que los programas sociales son para flojos. O cuando dijeron, no voy a decir nombres, que los programas sociales son para flojos y que hay mexicanos y mexicanas que no saben trabajar ocho horas seguidas; o que México debe romper relaciones con pueblos hermanos…”, recordó la aspirante puntera.
NO HAY OLVIDO
La exjefa de Gobierno, quien se ha reconocido como “hija del movimiento de 1968”, que enarboló desde la esencia estudiantil, la defensa de los derechos, dijo que en su movimiento no se olvidan esos crímenes, ni agravios históricos como los fraudes electorales.
“No se nos va a olvidar nunca, porque lo llevamos en el corazón y en la mente, la represión de un estado autoritario. Dije siempre que soy hija del 68, y no se nos olvida la masacre de Tlatelolco, ni el 71 ni todas las represiones posteriores.
“Si estamos aquí, es por la lucha de miles y miles, que dieron hasta su vida, para conseguir la libertad de nuestra patria. Llevamos en el corazón y en la mente que llegamos como parte de un movimiento de transformación, no se nos olvida el fraude del 88, ni el fraude de 2006 ni la compra de votos de 2012.
“Nuestro movimiento creció con la revolución de las conciencias, caminando casa por casa, y con el presidente caminando pueblo por pueblo…”, recordó Sheinbaum.
OJOS INFANTILES
Al salir del Monumento a la Revolución hacia Avenida Reforma, sobre la calle Ignacio Ramírez, la presidenciable hizo pausas largas para saludar a la gente, para tomarse fotos y, especialmente en dos momentos, para saludar a tres pequeñas —dos en la primera oportunidad y una en la segunda— que la abordaron con lágrimas en los ojos, por la poca posibilidad de que, en la marabunta humana, pudieran conocerla. Lo hicieron y de las lágrimas pasaron a las risas.
Casi al llegar al vehículo que la trasladaría, tuvo de los últimos saludos, una mujer que pidió una selfie, que capturó la propia Claudia.
“Es mi próxima presidenta”, dijo la mujer.