Rusia lanzó en la madrugada de este domingo el mayor ataque aéreo desde el inicio de la invasión a gran escala en 2022, golpeando directamente el corazón político de Ucrania. El edificio del Gabinete de Ministros, ubicado en el centro de Kiev, resultó seriamente dañado tras ser alcanzado por drones y misiles que provocaron un incendio en sus pisos superiores, el cual fue sofocado horas más tarde por los servicios de emergencia.
De acuerdo con la Fuerza Aérea ucraniana, Moscú desplegó más de 800 drones Shahed junto con 13 misiles balísticos y de crucero, en una ofensiva masiva que se extendió por al menos 33 regiones del país. Aunque la defensa aérea logró interceptar la mayoría —más de 740 aparatos—, decenas lograron impactar en distintas ciudades.
Las autoridades confirmaron la muerte de al menos cuatro personas, entre ellas un bebé, además de decenas de heridos, que oscilan entre 40 y 44 según diferentes reportes. Los ataques también destruyeron edificios residenciales, infraestructuras energéticas y servicios públicos en ciudades como Zaporizhzhia, Kryvyi Rih y Odesa.
La primera ministra Yulia Svyrydenko calificó la ofensiva como “un acto brutal que busca sembrar el terror” y advirtió que el país necesita con urgencia mayor apoyo en sistemas de defensa aérea.
Por su parte, el presidente Volodymyr Zelensky condenó lo que describió como una “escalada deliberada” del Kremlin, al tiempo que pidió sanciones más duras contra el petróleo y gas rusos.
Líderes europeos, como el presidente francés Emmanuel Macron y el primer ministro británico Keir Starmer, condenaron el ataque y reiteraron su respaldo a la soberanía ucraniana.
El ataque representa no solo la mayor ofensiva aérea de la guerra, sino también la primera vez que una sede gubernamental central en Kiev resulta dañada directamente, lo que marca un nuevo y peligroso capítulo en el conflicto.
