Las protestas contra las redadas migratorias ordenadas por el presidente Donald Trump comenzaron en Los Ángeles y ya se han expandido a más de cinco ciudades en Estados Unidos. Manifestaciones similares se han reportado en Nueva York, Chicago, Washington D.C., Filadelfia y varias ciudades de Texas, evidenciando una ola nacional de rechazo a las políticas migratorias del gobierno federal.
En Los Ángeles, el despliegue de la Guardia Nacional no ha detenido la creciente movilización social. Según la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Ángeles (CHIRLA), en California han sido detenidos más de 300 migrantes.
Uno de los incidentes más graves se produjo en Omaha, Nebraska, donde el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) detuvo entre 75 y 80 personas durante una redada en una planta procesadora de carne, tras una investigación por presunto uso de identidades falsas.
El operativo generó pánico en la comunidad migrante, cerrando comercios y provocando una protesta espontánea que intentó bloquear a los vehículos de ICE. La empresa procesadora afirmó haber verificado el estatus migratorio de sus empleados mediante el sistema E-Verify.
Newsom culpa a Trump por escalar tensiones
El gobernador de California, Gavin Newsom, responsabilizó a Trump por “inflamar la situación” con su retórica, lo que ha derivado en más protestas y actos de vandalismo. Las autoridades locales impusieron toques de queda en varias zonas del centro de Los Ángeles.
Desde Seattle hasta Austin, pasando por San Francisco, Chicago, Nueva York y Washington D.C., miles de personas han salido a las calles para rechazar las políticas migratorias del gobierno federal. Muchas de estas manifestaciones bloquearon avenidas principales y oficinas gubernamentales, provocando embotellamientos y arrestos.
Organizaciones civiles han convocado una nueva jornada de protestas para el próximo sábado bajo el lema “No Kings”, coincidiendo con un desfile militar organizado por la Casa Blanca. Se espera una movilización nacional para visibilizar el rechazo a las acciones del ICE y la creciente militarización del conflicto migratorio.
